martes, 29 de junio de 2021

La ingenua promesa de una venganza

Por: Maricruz Gómez

 La película “Promising young woman” de la directora Emeral Fenell (Reino Unido, 2020), que recientemente dejó las carteleras de nuestra ciudad, obtuvo varias nominaciones y premios en festivales importantes como: Los BAFTA, Golden Globes, Independient Spirit, Online Association of Female Film Critics, los Oscares, entre otros. Es protagonizada por la actriz británica Carey Mulligan a quien ya hemos visto antes en films que cuentan historias de mujeres como: “Pride and Prejudice” (Joe Wright, Reino Unido, 2005),  “An Education” (Lone Scherfig, Reino Unido, 2009) y “Suffragette” (Sarah Gravon, Reino Unido, 2015), sólo por mencionar algunos.


Esta cinta narra algunos meses de la vida de Cassandra “Cassie” Thomas (Carey Mulligan), posteriores a la muerte de su mejor amiga de toda la vida, Nina, cuya causa no se da a conocer con claridad, pero se sugiere está relacionada con la violencia sexual, digital y acoso ejercido por un grupo de compañeros, estudiantes de medicina, como ellas; a partir una fiesta a la que Nina asistió sola y quedó a merced de ellos, debido a su estado etílico. La posterior denuncia de Nina, que fue desestimada por las autoridades y comunidad universitarias, desencadenó la culpa y la ira de Cassie y la llevó a tomar decisiones. Destaca el abordaje de la temática, pues la película está lejos de ser sórdida y cruda como otros films que tratan el tema de la violencia sexual como: “Baise-Moi” (Virginie Despentes, Francia, 2000), Irréversible” (Gaspar Noé, Francia, 2002) y “Le viol du routier” (Juliette Chenais de Busscher, Francia, 2017).


Después de la muerte de Nina, en el film se muestran las dos caras de una misma moneda, aspectos contrastantes de la vida de Cassie; ella decide abandonar su prometedora carrera universitaria y profesional, para regresar a vivir bajo el amparo de sus padres y emplearse como encargada de una cafetería para enfrentar, de manera francamente ingenua, a aquellos hombres que abusan de jovencitas alcoholizadas. Así, la película inicia con escenas en las que vemos bailar a hombres jóvenes en lo que parece un centro nocturno, después veremos a Cassie fingiendo estar ebria para revelar una faceta mediante la que la protagonista busca “dar una lección” a aquellos hombres que, bajo pretextos absurdos, buscan abusar sexualmente de ella tomando ventaja de su supuesto estado etílico. La paleta de colores en estas escenas son oscuros y neón, y Cassie luce ropa en colores oscuros que dan la sensación de ser un disfraz, lo que no sucede con su atuendo apastelado, que a pesar de ser congruente con una imagen “adolescente”, se muestra acorde al personaje, pese a a tratarse de una mujer en la tercera década de la vida.


Cuando nos encontramos ante la “otra cara” de Cassie, la paleta de colores retoma tonos pastel, que a nivel simbólico remiten a lo infantil, quizá a lo femenino. La protagonista se nos presenta como una mujer añiñada y angelical, probablemente inmadura, pues en algunos encuadres aparecen figuras como: las “alas” (en su habitación) y la “aureola” (en la cafetería). Son curiosos dos aspectos que refuerzan esa idea de infantilizarla, el primero que Ryan (Bo Burnham) es pediatra, un hombre habituado a tratar con infantes y que curiosamente es con quien ella logra establecer una relación de pareja (que además resalta el aspecto pedófilo de la masculinidad hegemónica). La proporción corporal entre Ryan y Cassie también destaca durante la película, pues en la mayoría de las escenas que aparecen juntos se aprecia la desproporción en los encuadres, ella luce más pequeña que él. Lo anterior se enfatiza con el comentario de él respecto a que, a manera de broma, dice que teme que le reclamen cuando besa a una chica, pensando que está besando a una niña, pues él es muy alto.


El sentido de inmadurez del personaje de Cassie, también se refuerza con la música (por ejemplo, “Stars are blind” de Paris Hilton), que pareciera más acorde a la etapa de adolescencia, aunada a su entusiasmo frente a Ryan y su comportamiento en general que choca con el rostro de Mulligan, es decir, una forma de actuar, incluso de vestir, que esperaríamos de una “adolescente” con el rostro de una mujer que se ve cercana a los 30 años, es decir, alejada de la adolescencia y mucho más cercana a la adultez. 


Es una película que integra distintos géneros, por un lado a parece como un film de humor negro que juega con una fantasía ingenua, por eso es que a veces llega a lo absurdo, a lo caricaturezco e incluso a lo ridículo. También podría relacionarse con el subgénero de violación y venganza del que destacan films como: “I spit on your grave” (Meir Zarchi, Estados Unidos, 1978) una de las primeras películas que aborda el tema de la violencia sexual contra las mujeres desde una perspectiva masculina con la mejor intención de "empoderarlas", pero que deja de lado las consecuencias reales vividas por las víctimas, por ejemplo, el estrés postraumático; o más recientemente, desde una visión femenina de cómo sucede en la cotidianidad el abuso sexual y la violación en el ámbito universitario, “M. F. A.” (Estados Unidos, 2017) dirigida por la brasileña Natalia Leite, quien mediante un thriller psicológico relata la venganza llevada a cabo por Noelle contra aquellos que ejercieron poder mediante el sometimiento sexual de algunas estudiantes, sin recibir sanción alguna debido a que socialmente se hace responsables a las jóvenes, mientras que a ellos se les excusa y justifica. Así, considero que es difícil encuadrar esta película en un sólo género y sobre todo, en éste género, pues la conducta ingenua de Cassie no constituye en sí misma una venganza.


La premisa de esta historia parece dictar en principio: el cazador termina cazado; sin embargo, en el contexto de la película, ésta aparece como ingenua, tanto como la pretendida reeducación que las instituciones plantean llevar a cabo mediante campañas que buscan hacer conscientes a los varones de la relevancia del consentimiento y que parece que en muchos casos no son efectivas; pues si las comparamos con el performance ejecutado por el colectivo chileno “Las Tesis”, “El violador eres tú” (Un violador en tu camino, 2019), que fue rápidamente replicado por unas y ridiculizado por otros, viralizándose a nivel mundial a una velocidad increíble, resultan de un impacto mínimo. La principal crítica hacia el film proviene de la ingenuidad que muestra la protagonista y el desarrollo de la historia, ya que por un lado supone que la conducta de Cassie es efectiva para hacer conciencia y evitar más violaciones; y por el otro, que al llevar a cabo ésto de manera frecuente, ella no corre ningún riesgo de ser atacada.


Es para destacar otra premisa que se muestra: el depredador sexual puede ser cualquiera, hasta el hombre más bondadoso, guapo, amable, divertido y respetuoso; para enfatizarlo, Fenell ha mencionado que decidieron contratar a actores que, hasta entonces, había interpretado personajes “buenos”. Así, la directora se basó en su propia experiencia para construir la propuesta, pues por desgracia es muy frecuente en nuestra cultura las mujeres creamos conocer a nuestros amigos y compañeros, y los consideremos confiables, para después descubrir, en algunos casos, que no lo son tanto.


La propuesta de Fenell muestra cómo el adjetivo “Prometedor(a)” es aplicado de manera distinta, dependiendo del género; ya que ante una situación de acoso o violencia sexual denunciada en el ámbito universitario, las autoridades, la comunidad y la sociedad en general, dudan en emitir un veredicto y una sanción hacia esos estudiantes con un futuro prometedor; al tiempo que ignoran que los efectos de la violencia vivida, la revictimización y el descrédito social, como en el caso de Nina y Cassie, coartan el futuro brillante de ellas. También emerge como una historia que promete una venganza, ingenua, que a final de cuentas es ejecutada por un hombre (como quizá sucede en la realidad). Al final, me parece que Emeral Fennell se arriesgó al plantear una historia sobre un tema problemático y difícil, desde un enfoque humorístico y de manera fresca; sin embargo, siendo honesta, no sé si lo logró de la mejor forma. MariNú.





Coda o el epitafio de una vida

Por: Maricruz Gómez
Coda o La última nota (Canadá, 2019), ópera prima del también guionista canadiense Claude Lalonde se estrenó en el Festival Internacional de la India en 2019. Es protagonizada por Patrick Stewart quien da vida a un famoso y virtuoso pianista de la tercera edad Sir Henry Cole; y Katie Holmes, quien interpreta a la joven periodista musical del The New Yorker,  Helen Morrison. Él se enfrenta a una crisis y la narración, en primera persona de Helen, devela poco a poco, mediante un su texto sobre Henry, distintos aspectos de la situación, así como una referencia al pensamiento del multidisciplinario y más reconocido como filósofo, Friedrich Nietzche, principalmente al planteamiento del eterno retorno.

Ir adelante es ir al pasado, la trama es circular. La película inicia con un flash back y la historia se cuenta en dos momentos: la crisis de Henry y la aparición de Helen como posible “solución” a ésta, a manera de un accesorio/amuleto que aporta cierta seguridad al pianista. Después, el viaje de Henry a Sils María (Suiza), sugerido por ella, para (re) conectarse con la música, la naturaleza y la vida; después de enfrentarse a sus miedos y traumas acallados.

Al inicio del film, escuchamos la interpretación de la Sonata de Beethoven (Appassionata), en manos Henry Cole, en realidad se trata del pianista de origen ucraniano, Serhiy Salov; vemos a Cole sentado al piano y no pasa mucho tiempo para que se quede paralizado y salga corriendo del teatro. Así, descubrimos que algo le sucede y él desea estar fuera de eso.

Henry se encuentra en una crisis y el pánico escénico es una muestra de esto, para continuar deberá trascender la situación y enfrentarse al público para compartir su talento. Es durante lo que parece una exposición de retratos, entre los que se observa el de él, que se encuentra con Helen Morrison, quien le solicita una entrevista para su periódico; él de manera amable, pero firme, se niega. Lo que parece un encuentro casual se convierte en un momento trascendente, un antes y un después en la vida de Henry, ya que una vez más se queda paralizado ante el piano, es ella quien lo auxilia y toca el piano con él; como muestra de gratitud, Henry acepta la entrevista de Helen y con ésta revelar algunas de sus memorias.

La perfección es un ideal inalcanzable, por tanto, nos enfrentamos a nuestra finitud. Henry a pesar de su virtuosidad y experiencia no es lo suficientemente perfecto. Su historia de vida, misma que relata a Helen, nos brinda pistas: sus padres lo abandonaron y su esposa también; él no logró de ninguna manera que ella continuara a su lado. El miedo a que el fracaso se repita, una y otra vez, se hace presente como una profecía autocumplida. ¿Será que sólo el amor logra romper con la compulsión a la repetición? La presencia de Helen parece recomponer, hasta cierto punto, la vida de Henry.

La audiencia, nos enfrentamos a un drama simple, pero evocativo, que a momentos conmueve y en el que gracias a los estupendos paisajes en planos generales brillantes (que reavivan), de los Alpes suizos en conjunto con la música Schumann, Bach y Beethoven, se convierte en una experiencia redonda. Sin duda, la música se convierte en protagonista y confirmamos que: “Los compositores alemanes son una buena compañía”.

Por otra parte, la figura de la musa en la que el guión coloca a Helen y que nos recuerda a Teresa, esposa de Tomás, protagonistas de la novela, también llevada al cine por Philip Kaufman (Estados Unidos, 1987), “La insoportable levedad del ser” de Milán Kundera. Ambas actúan como “soluciones” parciales a las crisis de Henry y Tomás, pues son situaciones que sólo pueden ser resueltas desde el interior, pero que pueden ser atenuadas con distractores, más si son mujeres jóvenes y bellas. Es justo esa idea la que resulta un tanto injusta para el personaje y la actriz, en particular y para la representación femenina en el cine, de manera general.

Finalmente, esta película nos enfrenta al epílogo de una vida, primeramente artística, a la crisis que representa todo cambio, a la idea de la circularidad y que esta se “quiebra” cuando elegimos hacerlo distinto y no sólo repetir. MariNú


Ficha técnica:

Título: Coda (La última Nota)
Año: 2019
Duración: 96 min.
País: Canadá
Dirección: Claude Lalonde
Guión: Louis Godbout
Fotografía: Guy Dufaux
Reparto: Patrick Stewart, Katie Holmes, Giancarlo Esposito, Abdul Ayoola, Letitia Brookes, Don Anderson, Drew Davis, Nicholas Haze, Beat Martí, Silvana Sánchez, Patrick Ryan, Paul Van Dyck, Catherine St-Laurent

martes, 22 de junio de 2021

Los lobos, un viaje de la fantasía hacia la realidad

Por: Maricruz Gómez

"Los lobos" dirigida por Samuel Kishi (México, 2019), ha obtenido premios en distintos festivales nacionales e internacionales como: el Festival Internacional de Berlín, el Festival de la Habana, el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, entre otros. Las interpretaciones de los hermanos Maximiliano y Leonardo Nájar Márquez y la actriz Martha Lorena Reyes, son destacadas y provocan empatía desde el primer momento.


La historia que nos cuenta Kishi es la de una familia de migrantes cuyos integrantes más jóvenes, Max y Leo, desean ir a Disneylandia y cómo la cruda realidad de la cual su madre, Lucía, intenta protegerlos, se los impide a cada momento. Para enfrentarla Max deberá entender a su madre y Lucía a sus dos hijos, pues aunque comparten una misma realidad su perspectiva y herramientas para enfrentarla son distintas. Esta película resulta entrañable y conmovedora, nos lleva a reflexionar sobre distintos temas: la memoria/ el recuerdo,  la infancia, la fantasía como sustituto de la realidad, la migración y  la pobreza feminizada.


Es una cinta semi autobiográfica, ya que el director se basó en los recuerdos de su niñez cuando su madre lo llevó a él y a su hermano Kenji (compositor de la música), a vivir a Estados Unidos, después de separse de su padre. La memoria  no es sólo singular, abarca la de toda una generación de personas que crecimos con nanas electrónicas como la televisión, o como en el caso de Max y Leo, “la mamá grabadora”, como la llama Kishi.


El sonido, desde el inicio, se vuelve importante como pivote de la fantasía de estos hermanos. Este se vuelve crítico en la escena en que Leo acongojado dice a Lucía que ha matado a su abuelo, después de que por accidente, rompe el cassette que preservaba la memoria familiar y la cual en un momento cercano al desenlace, ambos niños recrean, o quizá resignifican. Los encuadres evocan al retrato, en tonos fríos al exterior y cálidos al interior del departamento, también al documental, pues el director nos muestra los rostros reales de aquellas personas que habitan el espacio, ese hotel medio en ruinas en Albuquerque; personas que como Lucía, Max y Leo, han migrado en contra de su voluntad ante lo adverso de su contexto.


El relato atrapa la atención y traza un viaje desde el interior al exterior (de sí mismo/a y del cuarto). Nos muestra el mundo del pensamiento y la fantasía infantil, del cual tarde o temprano todos(as) tenemos que salir, como Max del cuarto y eso nos obliga a mirar y enfrentar esa realidad adversa que nos violenta, aquella de la cual las personas adultas intentan, pero no pueden, protegernos mediante reglas (normas sociales). Se hace presente la idea de que la maldad nos acecha afuera y por eso, no hay que salir de cuarto. No obstante, es inevitable y esto nos lleva a crecer (dejar la infancia). Al salir del cuarto como Max y Leo, enfrentamos a la realidad que nos aprisiona y nos dificulta volver a nuestra “inocencia”, más bien candidez. Es en ese momento que la Señora Chan surge como figura maternal (abuela), que permite esa vuelta a la infancia y a la alegría de recibir “dulce o truco”; pero a partir de ahí, sólo habrá instantes, breves de felicidad; hemos dejado inevitablemente esa etapa de fantasía junto con los protagonistas. Disneylandia se aleja, pero siempre nos quedan las ferias de pueblo como sucedáneo para ser un poco felices.


La infancia, etapa de la vida que se ha idealizado pensando que es Disneylandia, un lugar fantástico en el cual no hay tristeza, pobreza, violencia y adversidad; desconocemos que existe una realidad que la rodea como lo muestra Sean Baker en “The Florida Project” (EEUU, 2017), mediante Monee, una niña que vive en el motel The Magic Castle a unos metros de Disneylandia, cuya realidad dista mucho de ese lugar idílico. Así, cuando es difícil enfrentarnos a las situaciones difíciles de la vida, cuando niños(as), podemos enfrentarla/evadirla mediante la fantasía, tal como lo propone Sigmund Freud, y lo pone en escena Kishi utilizando como recurso efectivo la animación, que hace más fácil transitar situaciones traumáticas mediante el pensamiento simbólico. La fantasía, un recurso al que acude también Carlos Carrera en “De la Infancia” (México, 2010), adaptación cinematográfica de la novela de Mario González Suárez, también autobiográfica, que relata la crudeza de las situaciones que vive Francisco, alter ego de González, en un contexto lleno de violencia del cual sólo se puede salir imaginando.


Está presente el tema de la migración, dejar aquello conocido (salir del cuarto) por causas ajenas a tu voluntad, como le sucede a Ulises, protagonista de “Ya no estoy aquí” (Fernando Frías, México, 2019), pues las condiciones de nuestro país: la pobreza, la violencia y la falta de oportunidades laborales; además del abandono y la falta de redes de apoyo, parecen impulsan la decisión de Lucía de aventurarse para encontrar un futuro mejor (Disneylandia), quizá otro tipo de fantasía alguna vez llamado “el sueño americano”.


La pobreza feminizada y el ingreso al mundo laboral de las mujeres, no como un derecho ganado, sino como una necesidad para lograr sobrevivir. Kishi nos presenta a las mujeres que crían a niños(as) solas, ellas han sido rechazadas socialmente (madres solteras, origen males sociales) y ridiculizadas (mamá luchona) por sus familias y comunidades; pero en la cinta se erigen en la figura de Lucía, como mujeres dignas y fuertes, que tienen momentos de desolación y frustración ante una realidad que les recuerdan cada día, lo difícil que es cumplir con los mandatos culturales machistas; ser madre cuidadora y proveedora y en el caso de Lucía, cumplir con una triple jornada. Mujeres que no logran desempeñar el rol de madre, tal como lo dicta el imaginario social y el estereotipo, por lo que las juzgamos a través de las acciones de sus hijos(as). La comprensión de la situación de esa mujer-madre lleva al director a calificar este film como una carta a su propia madre.


Samuel Kishi, transita de "Somos Mari Pepa" (México, 2013) a "Los lobos" (2019) sin dejar el enfoque autobiográfico, pues sin duda muchos(as) hemos deseado ser parte de una banda de Punk y cantar rolas irreverentes como "Natasha", pero en esta última entrega; nos lleva a  (re) vivir con mayor intensidad, quizá por evocar la infancia singular y colectiva generacional, esa etapa que se recuerda como idílica (sin serlo), tal como lo hizo, por ejemplo, Alfonso Cuarón en "Roma" (México, 2018).  MariNú.



Ficha Técnica:
Duración
95 min.
País
México
Dirección
Samuel Kishi
Guion
Samuel Kishi, Luis Briones, Sofía Gómez-Córdova
Música
Kenji Kishi
Fotografía
Octavio Arauz
Reparto
Martha Lorena Reyes, Maximiliano Nájar Márquez, Leonardo Nájar Márquez, Cici Lau, Johnson T. Lau, Kevin Medina, Josiah Grado, Marvin Ramírez, Alejandro Banteah, Edwin Ramírez, Aylin Payen, Shacty Díaz, María Teresa Herrera, Amy Puente

También publicado en séptima pantalla: https://laseptimapantalla.com/los-lobos-un-viaje-de-la-fantasia-hacia-la-realidad/

domingo, 14 de marzo de 2021

38 Textos sobre música y temas afines (Lista en crecimiento)...

 

Fue a partir del lanzamiento de la Serie: "Rompan todo" que comencé hacer una lista mental de los libros que he leído sobre el Rock en México. Cuando comencé a buscar en el librero y las carpetas digitales, me di cuenta que hay algunos interesantes sobre otras músicas y temas afines. Después, alguien me pidió que hiciera una lista para publicarla en alguna página, creo que eso nunca sucedió. Sin embargo, para que no quede en el olvido aquí la publico, sin un orden específico y comparto el enlace de donde pueden descargar algunos que tengo en formato digital:
  1. "Rock progresivo", Roberto Vázquez  Mamys. Rock y Letras, 2008. Capítulos: México, Argentina,  Brasil y Resto de América, pp. 339-397.
  2. "Rock en salsa verde. La larga y enjundiosa historia del Rock mexicano". Jorge Héctor  Velasco (comp.), Uva Tinta, 2013.
  3. ¡Qué onda ése…! De contracultura y esos rollos". Merced B3l3n Valdés Cruz. Uva Tinta, Conaculta, 2013.
  4. "Simpatía por el Rock: Industria, cultura y sociedad", Adrián de Garay,  Miguel Ángel Aguilar, et. Al. UAM Azcapotzalco, 1993.
  5. "La nueva música clásica" de José Agustín, Cuadernos de la Juventud, I.N.J.M., 1968.
  6.  "Lenguaje e identidad en el rock mexicano (1985-1990)" de Teresa Estrada. Tesis de Licenciatura en Sociología, UNAM, 1992.
  7.  "Crines. Otras lecturas del rock" de Carlos Chimal, Era, 1994.
  8. "Etnorock: los rostros de una música global en el sur de México" de Efraín Ascencio y Juan Pablo Zebadúa, Juan Pablos Editor, 2014.
  9. "Rock mexicano. Un espacio en disputa". María del Carmen de la Peza, Entintable, UAM, 2014.
  10. "100 discos esenciales del rock mexicano. Antes de que nos olviden", David Cortés y Alejandro González Castillo (coords.), Grupo Editorial Tomo, 2012.
  11. "60 años de rock mexicano Vol. I, II y III", Sr. González. Ediciones B.
  12. "Raíces del rock tapatío 1959-1972", Óscar Humberto Rojas. Ae Ediciones, 2019.
  13. "El otro rock mexicano. Experiencias progresivas, psicodélicas, de fusión y experimentales", David Cortés, Grupo Editorial Tomo, 2017.
  14. "Música y cultura alternativa. Hacia un perfil de la cultura del rock mexicano de finales del Siglo XX". Laura Martínez  Hernández, Lupus Inquisitor, Universidad Iberoamericana de Puebla, 2013.
  15. "El rock en el cine mexicano. De Lemotiv al soundtrack", Karla Paulina Sánchez Barajas, Universidad Autónoma de Baja California, 2016.
  16. "Águila o Rock. Las voces del rock mexicano (1950-1990)", Rafael Fermín Fernández Cruz, Tesis Licenciatura en Historia, BUAP, 2014.
  17. "El canto de las libélulas: un estudio de identidad femenina en el discurso de las roqueras mexicanas", Magda Angélica García  Von Hoegen, Tesis de Maestría en Comunicación, Universidad Iberoamericana, 2006.
  18. "Por Los Territorios Del Rock. Identidades Juveniles y Rock Mexicano", Maritza Urteaga, Conaculta, IMJUVE, SEP, 1998.
  19. "Oye como va: recuento del rock tijuanense", José  Manuel Valenzuela Arce, et. Al., Conaculta, IMJUVE, SEP, 1999.
  20. "Huaraches de ante azul", Federico Arana, Posada, 1985.
  21. "Sirenas al ataque", Teresa Estrada, Océano, 2008.
  22. "Rock mexicano. Sonidos de la calle", José Luis Paredes Pacho, Pesebre, 1992.
  23. El imperio contracultural. Del Rock a la posmodernidad”, Luis Britto García, Nueva Sociedad, 1990.
  24. "Alicia en el Espejo. Historias del multiforo Alicia", María Teresa López, Ediciones Alicia, 2010.
  25. "Historia del rock. La música que cambió el mundo", Jordi Sierra i Fabra, Siruela, 2016.
  26. "El bolero y la educación sentimental en México.", María del Carmen De la Peza Cásares, UAM, Miguel Ángel Porrúa, 2001.
  27. "La imagen grotesca del cuerpo femenino en las canciones de Molotov: ¿Hacia un nuevo tipo de grotesco realista?". Carmen De la Peza Cásares, Revista Versión, N° 16, Diciembre, 2005.
  28. "Jóvenes excéntricas. Cuerpo, mujer y rock en Tijuana", Merarit Viera, Casa Editorial Abismos, 2015.
  29. "Contracultura e identidades iconoclastas en la ciudad de México. De la apropiación del Rock Progresivo a la descolonización musical, 1971-1985", José Rodrigo Moreno Elizondo, Tesis de Maestría en Historia Contemporánea, Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 2014.
  30. "Aquí no hay nada. Los bienes culturales en el proceso de producción, circulación y consumo.", Ana Virginia Pérez Mora, Tesis de Licenciatura en Antropología Social, UAM Iztapalapa, 1999.
  31. "El grito del rock mexicano", Thelma G. Durán y Fernando Barrios, Ediciones del Milenio, primera edición, 1995.
  32. "El rock mexicano como discurso intertextual. Un estudio aplicado a canciones de El TRI, Café Tacuba, La Maldita Vecindad y El gran Silencio", Guillermo Lozano Flores, Tesis de Maestría en Ciencias con especialidad en Lengua y Literatura, Universidad Autónoma de Nuevo León, 2011.
  33. “NegrOscuro. Onda siniestra y Afterpunk en España”, Pablo Martínez Vaquero, Editorial Milenio, 2019.
  34. "Pequeño circo. Historia oral del Indie en España", Nando Cruz, Contra, 2015.
  35. "Sonidos de condena. Sociabilidad, historia y política en la música reggae de Jamaica", Jorge L. Giovannetti, Siglo XXI, 2001.
  36. "El jefe de jefes. Corridos y narcocultura en México", José Manuel Valenzuela Arce, El Colegio de La Frontera Norte, 2014.
  37. "El cantar de los narcos. Voces y versos del narcocorrido", Juan Carlos Ramírez-Pimienta, Planeta, 2011.
  38. "Narcocorridos. La música de los capos, guerrilleros y el México profundo de las drogas", Elijah Wald, Ediciones B, 2017.

sábado, 30 de marzo de 2019

La violencia laboral: mobbing, acoso psicológico y moral y su efecto en la salud


Maricruz Gómez López
UAM-Xochimilco

El contexto político, social y económico actual favorece la competencia por alcanzar el éxito profesional, entendido como sinónimo de riqueza económica, prestigio y relaciones sociales que facilitan el ascenso en la jerarquía, que conduce a las personas a vender el tiempo destinado al trabajo, esparcimiento y descanso y a aplicar estrategias como: la institucionalización de los “favores morales”, que implica acciones violentas en contra de quien es considerado un obstáculo o diferente, afectando los niveles social, organizacional, familiar, personal y por supuesto la salud mental y física de las personas que viven situaciones de violencia y malestar en éste ámbito.

Existe un tipo de violencia que se ejerce de forma “sutil” en las relaciones interpersonales cotidianas que debido a que no “deja huella” a diferencia de la agresión física, es difícil de identificar para las personas que la viven. No obstante, sus efectos en la salud se resienten y con frecuencia se relacionan con estrés laboral, ocultando la relevancia del ambiente, en las organizaciones, en el desarrollo de trastornos psicosomáticos y mentales. Por lo antes expuesto, la revisión de los principales términos que describen la violencia en el lugar de trabajo ─ mobbing, acoso psicológico y moral─, y los hallazgos relacionados con los efectos en la salud de las y los trabajadores es importante para la comprensión e indispensable para contribuir al reconocimiento y prevención de dicho fenómeno.

Por lo ya dicho, surgen las siguientes preguntas: ¿cómo se ha estudiado la violencia en el trabajo?, ¿existen convergencias y divergencias entre los principales enfoques? y a partir de los estudios realizados ¿cuáles son los principales efectos de la violencia en la salud de las personas que trabajan? Así, el objetivo del presente ensayo es exponer las convergencias y divergencias entre los términos: mobbing, acoso psicológico y moral y los efectos de este tipo de la violencia en la salud. De este modo, en el presente texto se exponen los enfoques y conceptos que se han aproximado al fenómeno de la violencia en el trabajo y posteriormente se presentan, a partir de los resultados obtenidos por investigadores como Marie-France Hirigoyen (2001), Gabriela Victoria Alvarado (2009), Florencia Peña Saint Martín y Sergio G. Sánchez Díaz (007); y Jesús Felipe Uribe Prado (2011), los efectos en la salud de las y los trabajadores.


Aproximaciones al fenómeno de la violencia en el trabajo

La principal dificultad para estudiar y delimitar la violencia radica en que para darle sentido, cada persona recurre a sus propios referentes culturales, sociales y en ocasiones, a su historia de vida. No obstante, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) consideró que en el ámbito laboral la violencia física y psicológica han alcanzado dimensiones que rebasan fronteras, entornos y grupos profesionales, por lo que calificó a algunos centros de trabajo y profesiones como de “alto riesgo” (Uribe, 2011, p.47-49).

Por otra parte, el término mobbing[1] fue retomado por Peter-Paul Heinemann para describir la conducta hostil entre pares que puede llegar a la agresión física, en el ámbito escolar. Posteriormente, Heinz Leymann lo definió como un fenómeno en el espacio laboral que tiene su origen en un conflicto resuelto inadecuadamente que desemboca en actitudes ofensivas, hostiles, frecuentes y repetidas dirigidas siempre a la misma persona y que conducen a su marginación, por lo que lo consideró una forma grave de estrés psicosocial y enfatizó las consecuencias psicológicas de éste (Hirigoyen, 2001, p. 69-70; Peña y Sánchez, 2007, p. 828-829). En México, para Florencia Peña y Sergio Sánchez (2007, p. 828-832) este fenómeno no implica agresión física porque es una forma de acoso psicológico que dos o más personas ejercen sobre otra ─víctima─, de manera consciente, prolongada y recurrente. Dichos autores consideraron que el objetivo de las conductas es estigmatizar a la víctima para destruirla moralmente[2] utilizando estrategias como: críticas, amenazas, injurias, calumnias, chismes y desprestigio y concluyen que el mobbing es característico de entidades con una organización de trabajo altamente burocratizada y carente de normatividad e instancias para resolver conflictos interpersonales[3].

El acoso psicológico en el trabajo es una aproximación organizacional en la que autores como Bernardo Moreno Jiménez y sus colaboradores (2004)[4] consideraron que los antecedentes organizacionales y las características personales y socio-demográficas intervienen afectando tres niveles: individual, organizacional y social. No obstante, para Stale Einarsen y Lars Johan Hauge (2006)[5] es un conjunto de conductas negativas continuas dirigidas contra una o varias personas que puede clasificarse en cuatro etapas: las conductas agresivas ─sutiles e indirectas─, el acoso ─acciones directas como la humillación y la ridiculización─, la estigmatización ─por ejemplo, promover la imagen de que la víctima es una persona problemática─, y el trauma severo en el que culmina el proceso y provoca en la víctima síntomas de estrés y trastornos psicosomáticos (Einarsen, 1999)[6].

En contraste, Marie-France Hirigoyen (2001, p. 19) propuso el término acoso moral[7] que conlleva una toma de postura que considera lo que es aceptado y rechazado socialmente desde una perspectiva ética y moral, por lo que no se restringe sólo al ámbito psicológico y lo define como toda conducta abusiva ─gesto, palabra, comportamiento o actitud─, que atenta, por su repetición o sistematización, contra la dignidad o integridad psíquica o física de una persona, poniendo en peligro su permanencia en el empleo o degradando el ambiente laboral. Para esta autora el origen del acoso moral es un conjunto de emociones inconfesables como: la envidia[8], el miedo[9] y la valoración negativa de la diferencia, que se apoya en aspectos que difícilmente pueden modificarse ─por ejemplo, el género, la raza o el origen socioeconómico─, y se manifiesta en la discriminación y la estigmatización de las personas consideradas distintas y por tanto indeseables. Lo anterior justifica el empleo de estrategias como: el aislamiento, el ataque personal encubierto[10], la pérdida de sentido[11], la intencionalidad[12] y la agresión consciente e inconsciente. Así, los comentarios y actitudes machistas o sexistas que atacan la feminidad, mediante insultos y pseudopiropos sexuales, o la identidad sexual y la virilidad al llamar a un hombre “maricón” o “niñita”, muestran que este tipo de violencia afecta tanto a hombres, como a mujeres, pero de distinta manera (Hirigoyen, 2001, p. 53; Zúñiga, 2008, p. 185).

Los efectos en la salud física y mental

De acuerdo con los resultados obtenidos en estudios realizados por Alvarado (2009), Hirigoyen (2001), Peña y Sánchez (2007) y Uribe (2011) la manifestación de trastornos psicosomáticos en personas expuestas a este tipo de violencia ha sido frecuente. En la práctica terapéutica Hirigoyen (2001, p.141) observó que las personas manifestaban problemas digestivos[13], endócrinos[14], enfermedades de la piel y malestares relacionados con el ámbito mental-emocional[15], por lo que explicó que el cuerpo acusa la agresión antes que el cerebro, que se niega a ver lo que no consigue comprender. Así, el cuerpo se convierte también en consciente del traumatismo y evidencia el Síndrome de Estrés Postraumático (SEP) que puede manifestarse mediante efectos comportamentales (autoagresión, trastornos alimenticios o aislamiento social), psicosomáticos (dolores musculares, migraña, dermatitis, problemas gastrointestinales, pérdida de cabello, hipertensión arterial y pérdida de equilibrio), y psicopatológicos (ansiedad, trastornos de sueño, falta de concentración y atención, miedo, hiperreactividad, inseguridad, cambios bruscos en el estado de ánimo, apatía e introversión) ( Uribe, 2011, p. 198). Sin embargo, con frecuencia, las y los médicos no relacionan dicha sintomatología con el acoso laboral porque en primera instancia es tratada con automedicación y cuando se acude a consulta la vinculan con periodos de estrés laboral, sin que consideren relevante el ambiente o las condiciones de trabajo (Hirigoyen, 2001).

Conclusiones

De lo antes expuesto es importante resaltar que el estudio de la violencia en el lugar de trabajo, a partir del binomio víctima-victimario, fija posiciones que implican que quien acosa tiene plena conciencia de que causará un daño, clasificándolo como un sujeto de personalidad perversa y sádica; mientras que la persona acosada aparece como carente de las habilidades y capacidades para enfrentar la situación. Así, es indispensable retomar para el estudio de este fenómeno aspectos de índole cultural, por ejemplo, los estereotipos que apoyan conductas fundamentadas en prejuicios que validan el trato desigual y violento.

Los resultados presentados por los estudios revisados permiten afirmar que los efectos de la violencia laboral se manifiestan en cuatro niveles: social, organizacional, familiar y personal. No obstante, la repercusión en la salud es relevante porque pueden desembocar en conductas autodestructivas como las adicciones y el suicidio.

La violencia en el trabajo se manifiesta en acciones cotidianas que aparecen como “normales” o “naturales”, se fundamenta en ideas que apoyan la discriminación y estigmatización de las personas y grupos y se expresa mediante el lenguaje en forma de chistes, comentarios hirientes o mal intencionados, entre otros. Tales características dificultan que las personas puedan identificarla y mostrarla provocando en ellas confusión y angustia. De este modo, el estudio de los mecanismos culturales que validan la violencia hacia sujetos considerados diferentes es indispensable para dar cuenta, de manera más profunda, de la forma en que la cultura y la ideología apoyan la desigualdad, la discriminación y la agresión en el ámbito laboral.

Referencias

Alvarado, G. V. (2009). Violencia laboral y panoptismo telemático walmartiano. Estudio de caso: el trabajador de sistemas en Wal-mart México. En Peña Saint Martin, y Sánchez Díaz, S. G. (Coords.), Testimonios de mobbing. El acoso laboral en México, (225-245). México: Ediciones y Gráficos EÓN, Escuela Nacional de Antropología e Historia, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

Hirigoyen, M. F. (2001). El acoso moral en el trabajo. Distinguir lo verdadero de lo falso. Barcelona: Paidós.

Peña Saint Martin, F., y Sánchez Díaz, S. G. (2007). El mobbing y su impacto en la salud. Estudios de Antropología Biológica, 13 (2), 823-845. Recuperado de http://revistas.unam.mx/index.php/eab/article/view/26420.

Uribe Prado, J. F. (2011). Violencia y acoso en el trabajo. Mobbing. México: Manual Moderno, Universidad Nacional Autónoma de México.

Zúñiga Elizalde, M. (2008). Violencia en el trabajo. La cultura de la dominación de género. En Castro, R. y Casique, I. (Eds.), Estudios sobre cultura, género y violencia contra las mujeres, (173-196). México: Universidad Nacional Autónoma de México, Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias.


[1] Cabe señalar que en inglés es el gerundio del verbo to mob, que significa literalmente: atacar, se traduce como: regañar, maltratar o asediar y se define de manera global como un fenómeno de grupo e implica formas severas de acoso en las organizaciones. En México, los grupos de investigación sobre el tema de la violencia laboral tienen como antecedentes principales los estudios realizados por investigadores como Heinz Leymann y Marie-France Hirigoyen y se caracterizan por utilizan de manera indistinta los términos acoso moral, psicológico y mobbing, por lo que es difícil hallar literatura que reporte efectos en la salud referidos de manera exclusiva a alguno de estos conceptos. No obstante, autores como Florencia Peña y Sergio Sánchez (2008, p.187-188), clasifican el mobbing como una forma de acoso psicológico, debido a que con frecuencia los ataques no son de naturaleza física. En contraste, Hirigoyen (2001, p.77) explica que el mobbing corresponde a las persecuciones colectivas y a la violencia que se desprende de la organización, mientras que el acoso moral en el trabajo se refiere a agresiones “sutiles”, es decir, difíciles de advertir y probar.
[2] La destrucción moral para estos autores implica el aislamiento y el menoscabo de la seguridad, autoafirmación y autoestima, que provocan en las personas sentimientos de soledad, malestar, angustia, incertidumbre, culpa y confusión (Peña y Sánchez, 2007).
[3] En las que priva el desinterés, la carga excesiva de trabajo y la presencia de jerarquías poco claras acompañadas de liderazgos espontáneos no oficiales que detentan y defienden el poder informal.
[4] Citados por Uribe, 2011, p.71.
[5] Citados por Uribe, op. cit., p. 55.
[6] Citado por Uribe, op. cit., p. 56.
[7] Cabe señalar que Hirigoyen (2001, p. 32) consideró que la violencia sexual no es parte del acoso moral debido a que está calificada penalmente y que el término acoso sexual es distinto teóricamente del acoso moral, reconociendo que con frecuencia se pasa de uno a otro.
[8] Producto de la comparación y fundamento de la rivalidad y competencia entre las personas.
[9] Que se transforma en ira y luego en violencia.
[10] De acuerdo con Hirigoyen (2001) la violencia se vuelve más sofisticada ─oculta─, conforme las personas elevan su nivel educativo.
[11] La víctima ignora la causa por la que es atacada (Hirigoyen, 2001).
[12] Es un ataque psicológico que implica la intención de agredir mediante bromas y que quien lo lleva acabo minimiza su intención e impacto manifestando que la molestia que causa en la otra persona “no es para tanto” (Hirigoyen, 2001).
[13] Gastralgias, colitis, diarreas, estreñimiento y úlceras de estómago.
[14] Problemas de tiroides, desarreglos menstruales o presión arterial elevada que no puede ser controlada, entre otros malestares.
[15] Depresión, irritabilidad, estrés postraumático, ansiedad, ataques de pánico, rasgos paranoicos cambios de personalidad, baja autoestima, miedo, pensamientos autodestructivos, culpa, remordimientos e ideación suicida, lo que ubica a este fenómeno como un riesgo de trabajo mortal.

domingo, 23 de septiembre de 2018

El pedo es aguantarse



Por: MariNú

Este año, el verano no ha llegado. Por lo menos eso indican las lluvias torrenciales que presenciamos casi a diario. El fluir de la lluvia no me molesta en realidad, cuando era niña me gustaba ver el agua caer del cielo y sentir cómo mojaba mi cabeza, sin duda disfrutaba verla fluir por el piso formando remolinos.
Lo que resulta molesto, problemático y a veces traumático es vernos en la necesidad de sumergir los pies en las enormes lagunas que se forman en las calles, avenidas y hasta en el metro, en esa agua que se mezcla con toda clase de líquidos y sólidos como: orines y caca de perro –en el mejor de los casos-, aceite o tierra.  El Sistema de Aguas de esta ciudad recientemente reportó 80 encharcamientos generados por las lluvias, pero siendo honesta, no son las torrenciales lluvias las únicas causantes del caos vial, lo es también la pésima planeación del drenaje y sobre todo el montón de basura que arrojamos a las banquetas pensando que por un papel, botella, vaso, plato o bolsa que dejemos ahí en la orilla nada pasará.
Y sí, no pasa nada, ni el agua. Esta es vital, porque es el principal componente del cuerpo humano, ya que éste que posee el 75% de agua al nacer y cerca del 65% en la edad adulta. En nuestro cuerpo este líquido se encuentra distribuido así: el 65% está en el interior de las células y el resto circula en la sangre y baña los tejidos, incluso el 25% de nuestros huesos es agua. Pero si este líquido no circula en nuestro cuerpo, entonces tenemos un problema de salud, como el edema, que puede ser un síntoma de cáncer. Es decir, acumular es detener, cuando algo no fluye pensamos que tenemos un problema, pero en realidad refleja que estamos teniendo una dificultad para dejar ir.
Ahora, recuerdo cuando consulté al médico porque tenía ya algunas semanas sintiéndome mal. Padecía un dolor muy fuerte en el abdomen acompañado de inflamación y diarrea alternada con estreñimiento. Él me preguntó si sentía gases, la verdad es que me quedé un par de segundos callada, no podía decir que sí, sin sentir pudor –los pedos son un tema tabú, sobre todo si eres mujer-, pero de cualquier modo asentí con la cabeza. Después de examinarme, me dijo que yo padecía colitis nerviosa, también llamada Síndrome del Colon Irritable (SCI), que en realidad no es una enfermedad, sino un conjunto de los síntomas que yo había descrito. Le pregunté cuál es a causa de ésta y me dijo que en realidad no se han determinado con exactitud y que el tratamiento se basaría principalmente en medicamentos para desinflamar y que el éxito de este dependería más de la dieta y de que dejara de tener estrés, que controlara mis emociones y ya.
No supe sí reír o llorar. ¿Dónde está el botoncito de off estrés? La Clasificación Internacional de Enfermedades en su décima versión explica que el estrés es una reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego varios mecanismos de defensa para enfrentar una situación amenazante o de demanda incrementada. Ante tal panorama, incrementé mi consumo diario de frutas, verduras y agua natural; además de caminar todo lo que podía e intentar no explotar ante las exigencias del día a día. Porque con un trabajo de oficina y un jefe demandante que se pasa el día gritando por todo, es difícil no sentirse alerta todo el tiempo.
Meses pasaron, pero no mis malestares. Recorrí consultorios alópatas de los más variados y especializados en donde aprendí algunos datos ilustrativos como que la colitis es primera causa de consulta al gastroenterólogo y que de cuatro personas que la sufren, tres son mujeres. Información interesante, pero inútil para sentirme mejor, por lo que decidí buscar otras opciones de tratamiento. Acudí a consulta con una médica homeópata muy simpática que de inmediato me preguntó ¿cómo te sientes?, no había otra respuesta: muy mal. La colitis era un problema de salud que estaba invadiendo otros ámbitos de mi vida, por ejemplo: asistir a comidas de trabajo, salir a comer con amistades o familiares resultaba muy molesto porque siempre tenía que llevar mis alimentos y sacar mis recipientes en pleno restaurante o sentirme mal por preguntarle todo el tiempo a los meseros qué contenía cada platillo y pedir que me sirvieran una versión especial. Una vez, cuando ordené unas enchiladas sin crema, sin queso y sin freír, el mesero de forma irónica completó ¿y sin tortillas, salsa, ni pollo?, la verdad quise golpearlo, pero me aguanté y sonreí.
El pedo es aguantarse. La homeótpata me recomendó dieta basada en fibra y unas gotitas para equilibrar mis emociones y así ayudar con el tema del estrés. También me advirtió que era de vital importancia no aguantarme, por lo que al sentir la necesidad de evacuar, orinar o dejar escapar gases debía hacerlo de inmediato. Esto último no era una tarea fácil, eso de estar a media llamada, platicando con alguien, en el mejor momento de una película o en pleno romance y salir corriendo al baño… en definitiva complica la vida, es un gran pedo, es incómodo y apesta.
Lo que siguió fue miedo a la comida. Consulté varios homeópatas, acupunturistas, terapeutas naturistas, herbolarios y que utilizan flores de Bach en búsqueda de un remedio efectivo para sentirme mejor, no sólo de los síntomas físicos, también de la frustración y el temor. Cada vez que me ponían enfrente cualquier alimento lo miraba con temor y desconfianza, porque después de dos años viviendo a medio comer, sintiéndome mal por no poder pedir un plato sin interrogar al mesero y de pelear con los médicos (as) y personas que insistían que lo mío era un problema que estaba sólo en mi mente, "aprendí" a mirar a los alimentos como los responsables de mi mal estado de salud.
Decidí conocer a mi enemigo. En mi desesperación, adopté como lema la frase de Sun Tzu: “Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, no deberás temer el resultado de cien batallas”. Inicié indagando sobre los padecimientos psicosomáticos, de aquellos que no tienen cura, que no están asociados a una causa viral o bacteriana. Entonces, llegué a los escritos de Sigmund Freud, a los estudios sobre la histeria y las histéricas, que al igual que yo padecían en el cuerpo síntomas que eran asumidos por los médicos como irreales. También me adentré en la perspectiva que propone adentrarse en la historia del sujeto, en su forma de vida, sus relaciones sociales, personales, en sus conflictos, para relacionar la enfermedad orgánica con las características psicopatológicas.
Conocer al enemigo y después ¿Qué?... Con toda honestidad fue ilustrativo ese paseo por los textos psicoanalíticos de Papá Freud; no obstante, en mi realidad continuaba sientiéndome mal físicamente y con el mundo. Por un lado, el dolor era ya francamente insoportable y por el otro, el nuevo médico homéopata que había tenido que consultar porque la médica se casó y decidió no atender más el consultorio; ya no sabía qué más podía recetarme. Recuerdo con toda claridad su sentencia –casi de muerte-: “Debes cuidarte, porque así tendrás que estar el resto de tu vida”. Y entonces, quise llorar… y sí, ¡me aguanté!, porque antes que cualquier cosa, decía mi querida abuela, es mostrar que somos fuertes y aguantamos todo.
Adiós a la prisión y a la angustia. Sin nada que perder, un día decidí que ya mi situación, en general, era insoportable, tenía un trabajo que me gustaba, pero con un jefe controlador, una insatisfacción tremenda, demasiadas tristeza y rabia y un futuro en el que lo único seguro era que nunca volvería a disfrutar de la comida y que me iba morir. Así, un día pedí una cita con mi jefe y le solté así, sin decir más, que ese día renunciaba. Él se apresuró a pintarme un panorama tremendamente trágico en el que yo no iba a encontrar trabajo y de encontrarlo iba a ganar muy poco y al final me iba a arrepentir y viviría deprimida. Como se lo pueden imaginar, lo ignoré por completo y salí de esa oficina para no volver jamás. Me sentí libre de la angustia.
No existen las enfermedades, existen los enfermos. En esa época comencé a ser free lance, trabajaba tres días para descansar los siguientes 27 con un sueldo igual al que percibía en aquella oficina infernal. Un día mi hermana me habló de su maestra que era sanadora, pues creyó que ella podía ayudarme en mi recuperación. Pensé,  "ya no puedo perder más" y me apresuré a solicitarle una cita vía correo electrónico. De inmediato recibí respuesta y una propuesta para vernos esa misma semana. Llegó el día y francamente pensé durante horas en no ir porque me sentía muy mal, pero al final llegué a la consulta. Estando ahí, Jose, quien no sólo me ayudó a sanar, sino a cambiar mi vida, me explicó de manera clara y con toda la paciencia posible de qué iba el tratamiento: cuatro sesiones, una semanal y estaría sanada, porque las enfermedades no existen, las personas nos convertimos en enfermas cuando los patrones que aprendimos y los pensamientos que generamos crean experiencias y emociones que se traducen en problemas físicos. Lo sé, suena a cuento, pero ya estaba ahí y pues había que aguantar ¿no?.
Dejar ir lo que ya pasó. En el trabajo de sanación comprendí que el tema era el miedo a dejar ir. De alguna manera la mente inconsciente metaforiza en el cuerpo, puntualmente en el intestino, dicha dificultad (estreñimiento). Eso de estar trayendo al presente lo que hace tiempo había sucedido, vivir en el eterno autoreproche, quedarse con lo que nos hace daño, revolcarse en el fango pegajoso del pasado, era abrazar con cariño la mierda. En la primera sesión, comprendí esto y decidí que la serenidad que necesitaba para vivir el presente, el aquí y el ahora, sólo podía lograrla si permitía que todo fluyera, me liberaba del pasado y tenía la certeza de que todo estaría bien. Sí, comenzaba encontrar el camino hacia el botón off estrés.
Creer en lo imposible. Al salir de esa primera sesión me sentí tan feliz,  animada, ligera y sobre todo desinflamada. Llegué a casa sintiéndome una persona más alegre y positiva, por lo que cuando me sirvieron un rico plato de enchiladas de mole negro de Oaxaca, decidí comérlas en un aparente acto de confianza –y quizá suicida-. Ya no sentí miedo porque tuve la certeza de que todo iba por buen camino y así fue. El trabajo de sanación fue más complejo, doloroso y a la vez maravilloso, de lo que he relatado y de lo que ahora puedo tener la seguridad es que el pedo, mi pedo, era aguantarse, quedarme en silencio cuando quería decir que no estaba de acuerdo, contener la tristeza y la ira, atarme a recuerdos dolorosos y a personas egoístas, conservar situaciones que me desagradaban o lastimaban, por sentir miedo e inseguridad ante lo nuevo. Así, acumulé tanta "basura" que la energía de la vida se estancó, como sucede con el agua en las alcantarillas en esta época del año. Lo que me pasaba era que me había acostumbrado a vivir en el pasado o en el futuro y nunca en el presente.

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