martes, 29 de junio de 2021

La ingenua promesa de una venganza

Por: Maricruz Gómez

 La película “Promising young woman” de la directora Emeral Fenell (Reino Unido, 2020), que recientemente dejó las carteleras de nuestra ciudad, obtuvo varias nominaciones y premios en festivales importantes como: Los BAFTA, Golden Globes, Independient Spirit, Online Association of Female Film Critics, los Oscares, entre otros. Es protagonizada por la actriz británica Carey Mulligan a quien ya hemos visto antes en films que cuentan historias de mujeres como: “Pride and Prejudice” (Joe Wright, Reino Unido, 2005),  “An Education” (Lone Scherfig, Reino Unido, 2009) y “Suffragette” (Sarah Gravon, Reino Unido, 2015), sólo por mencionar algunos.


Esta cinta narra algunos meses de la vida de Cassandra “Cassie” Thomas (Carey Mulligan), posteriores a la muerte de su mejor amiga de toda la vida, Nina, cuya causa no se da a conocer con claridad, pero se sugiere está relacionada con la violencia sexual, digital y acoso ejercido por un grupo de compañeros, estudiantes de medicina, como ellas; a partir una fiesta a la que Nina asistió sola y quedó a merced de ellos, debido a su estado etílico. La posterior denuncia de Nina, que fue desestimada por las autoridades y comunidad universitarias, desencadenó la culpa y la ira de Cassie y la llevó a tomar decisiones. Destaca el abordaje de la temática, pues la película está lejos de ser sórdida y cruda como otros films que tratan el tema de la violencia sexual como: “Baise-Moi” (Virginie Despentes, Francia, 2000), Irréversible” (Gaspar Noé, Francia, 2002) y “Le viol du routier” (Juliette Chenais de Busscher, Francia, 2017).


Después de la muerte de Nina, en el film se muestran las dos caras de una misma moneda, aspectos contrastantes de la vida de Cassie; ella decide abandonar su prometedora carrera universitaria y profesional, para regresar a vivir bajo el amparo de sus padres y emplearse como encargada de una cafetería para enfrentar, de manera francamente ingenua, a aquellos hombres que abusan de jovencitas alcoholizadas. Así, la película inicia con escenas en las que vemos bailar a hombres jóvenes en lo que parece un centro nocturno, después veremos a Cassie fingiendo estar ebria para revelar una faceta mediante la que la protagonista busca “dar una lección” a aquellos hombres que, bajo pretextos absurdos, buscan abusar sexualmente de ella tomando ventaja de su supuesto estado etílico. La paleta de colores en estas escenas son oscuros y neón, y Cassie luce ropa en colores oscuros que dan la sensación de ser un disfraz, lo que no sucede con su atuendo apastelado, que a pesar de ser congruente con una imagen “adolescente”, se muestra acorde al personaje, pese a a tratarse de una mujer en la tercera década de la vida.


Cuando nos encontramos ante la “otra cara” de Cassie, la paleta de colores retoma tonos pastel, que a nivel simbólico remiten a lo infantil, quizá a lo femenino. La protagonista se nos presenta como una mujer añiñada y angelical, probablemente inmadura, pues en algunos encuadres aparecen figuras como: las “alas” (en su habitación) y la “aureola” (en la cafetería). Son curiosos dos aspectos que refuerzan esa idea de infantilizarla, el primero que Ryan (Bo Burnham) es pediatra, un hombre habituado a tratar con infantes y que curiosamente es con quien ella logra establecer una relación de pareja (que además resalta el aspecto pedófilo de la masculinidad hegemónica). La proporción corporal entre Ryan y Cassie también destaca durante la película, pues en la mayoría de las escenas que aparecen juntos se aprecia la desproporción en los encuadres, ella luce más pequeña que él. Lo anterior se enfatiza con el comentario de él respecto a que, a manera de broma, dice que teme que le reclamen cuando besa a una chica, pensando que está besando a una niña, pues él es muy alto.


El sentido de inmadurez del personaje de Cassie, también se refuerza con la música (por ejemplo, “Stars are blind” de Paris Hilton), que pareciera más acorde a la etapa de adolescencia, aunada a su entusiasmo frente a Ryan y su comportamiento en general que choca con el rostro de Mulligan, es decir, una forma de actuar, incluso de vestir, que esperaríamos de una “adolescente” con el rostro de una mujer que se ve cercana a los 30 años, es decir, alejada de la adolescencia y mucho más cercana a la adultez. 


Es una película que integra distintos géneros, por un lado a parece como un film de humor negro que juega con una fantasía ingenua, por eso es que a veces llega a lo absurdo, a lo caricaturezco e incluso a lo ridículo. También podría relacionarse con el subgénero de violación y venganza del que destacan films como: “I spit on your grave” (Meir Zarchi, Estados Unidos, 1978) una de las primeras películas que aborda el tema de la violencia sexual contra las mujeres desde una perspectiva masculina con la mejor intención de "empoderarlas", pero que deja de lado las consecuencias reales vividas por las víctimas, por ejemplo, el estrés postraumático; o más recientemente, desde una visión femenina de cómo sucede en la cotidianidad el abuso sexual y la violación en el ámbito universitario, “M. F. A.” (Estados Unidos, 2017) dirigida por la brasileña Natalia Leite, quien mediante un thriller psicológico relata la venganza llevada a cabo por Noelle contra aquellos que ejercieron poder mediante el sometimiento sexual de algunas estudiantes, sin recibir sanción alguna debido a que socialmente se hace responsables a las jóvenes, mientras que a ellos se les excusa y justifica. Así, considero que es difícil encuadrar esta película en un sólo género y sobre todo, en éste género, pues la conducta ingenua de Cassie no constituye en sí misma una venganza.


La premisa de esta historia parece dictar en principio: el cazador termina cazado; sin embargo, en el contexto de la película, ésta aparece como ingenua, tanto como la pretendida reeducación que las instituciones plantean llevar a cabo mediante campañas que buscan hacer conscientes a los varones de la relevancia del consentimiento y que parece que en muchos casos no son efectivas; pues si las comparamos con el performance ejecutado por el colectivo chileno “Las Tesis”, “El violador eres tú” (Un violador en tu camino, 2019), que fue rápidamente replicado por unas y ridiculizado por otros, viralizándose a nivel mundial a una velocidad increíble, resultan de un impacto mínimo. La principal crítica hacia el film proviene de la ingenuidad que muestra la protagonista y el desarrollo de la historia, ya que por un lado supone que la conducta de Cassie es efectiva para hacer conciencia y evitar más violaciones; y por el otro, que al llevar a cabo ésto de manera frecuente, ella no corre ningún riesgo de ser atacada.


Es para destacar otra premisa que se muestra: el depredador sexual puede ser cualquiera, hasta el hombre más bondadoso, guapo, amable, divertido y respetuoso; para enfatizarlo, Fenell ha mencionado que decidieron contratar a actores que, hasta entonces, había interpretado personajes “buenos”. Así, la directora se basó en su propia experiencia para construir la propuesta, pues por desgracia es muy frecuente en nuestra cultura las mujeres creamos conocer a nuestros amigos y compañeros, y los consideremos confiables, para después descubrir, en algunos casos, que no lo son tanto.


La propuesta de Fenell muestra cómo el adjetivo “Prometedor(a)” es aplicado de manera distinta, dependiendo del género; ya que ante una situación de acoso o violencia sexual denunciada en el ámbito universitario, las autoridades, la comunidad y la sociedad en general, dudan en emitir un veredicto y una sanción hacia esos estudiantes con un futuro prometedor; al tiempo que ignoran que los efectos de la violencia vivida, la revictimización y el descrédito social, como en el caso de Nina y Cassie, coartan el futuro brillante de ellas. También emerge como una historia que promete una venganza, ingenua, que a final de cuentas es ejecutada por un hombre (como quizá sucede en la realidad). Al final, me parece que Emeral Fennell se arriesgó al plantear una historia sobre un tema problemático y difícil, desde un enfoque humorístico y de manera fresca; sin embargo, siendo honesta, no sé si lo logró de la mejor forma. MariNú.





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