viernes, 9 de julio de 2021

Cosas imposibles: lo improbable que nos regala la vida



El multipremiado director mexicano Ernesto Contreras (1969, Veracruz), después de tres películas de ficción : Párpados Azules (2007), Las oscuras primavera (2014) y Sueño en otro idioma (2017); un documental Seguir siendo: Café Tacvba (2010); y algunas series como: El Chapo (2017), Falco (2018) y Asesino del Olvido (2021); nos entrega su quinto largometraje: Cosas Imposibles (2021), un drama que narra el encuentro afortunado de Matilde (Nora Velázquez) y Miguel (Benny Emmanuel), habitantes solitarios, invisibles y distintos, como la mayoría de los personajes de Contreras, de la Unidad Habitacional Iztacalco de la Ciudad de México. Ambos viven sus vidas con cierta cotidianidad y monotonía hasta que comienzan a presentarse sucesos improbables, como la amistad, el entendimiento y la complicidad entre una mujer de la tercera edad y un joven, que puede darse a pesar de la llamada "brecha generacional"; o que la “locura” que puede ser un medio para recuperar el equilibrio emocional.

Este film presenta no sólo hechos difíciles de creer, también imágenes poco comunes propias de la locación: la Unidad Habitacional Iztacalco que en los años setenta tuvo un lago al frente y que actualmente, está muy próxima a una iglesia católica dedicada a San Felipe de Jesús que tiene aspecto de Pagoda budista. Así, la ciudad de México también se convierte en protagonista de esta película, lo mismo que sus tianguis, supermercados, ferias, calles y graffitis, locaciones en las que se mueven los personajes a quienes Contreras coloca en situaciones que evidencian los estereotipos y prejuicios imperantes en nuestra sociedad y que por su arraigo y rigidez nos hacen juzgarlos a ellos (as) y sus acciones, por anticipado.

La historia se nos narra en orden lineal, principalmente, y da seguimiento al encuentro de Matilde y Miguel, aunque incluye algunos flash backs, que nos permiten entender, más claramente, los conflictos de ella, por ejemplo, aquel que nos muestra que en algún tiempo lejano Matilde y Porfirio estuvieron enamorados y felices. La música original de la autoría de Andrés Sánchez y Gus Reyes, también evoca emociones, mayormente positivas de amor y esperanza, lo mismo que aquellas canciones de catálogo en las voces de Angélica María (El día, 1964) y Marco Antonio Muñiz , quizá por eso se ha catalogado como fell good movie.

Encuentros improbables

El film abre con la voz de Marco Antonio Muñiz interpretando El despertar (de la autoría de la actriz Martha Roth y el músico Rubén Fuentes), mientras vemos un plano general aéreo de la Unidad Iztacalco en color morado, para después presenciar uno de los primeros hechos improbables: un crooner (Ari Gallegos), vestido en color verde, cantando en la azotea de uno de estos edificios, cabe decir que estos colores predominan en la paleta de esta película. Después se nos presenta, con luz más tenue, a los protagonistas Matilde y Miguel, sumidos en la desesperación y la desesperanza, lo que contrasta con lo primero que escuchamos y vemos, y que sin duda nos recuerda los números musicales de Dancer in the dark (Lars von Trier, 2000, Dinamarca), que en los momentos más difíciles para la protagonista, Selma, ocurren en su imaginación y para quien mira el film y hace más llevaderos los conflictos, lo mismo sucede en esta película. Entonces entendemos que ambos buscan salir de las situaciones que los aquejan, pero como le sucede a muchos ancianos(as) y adolescentes en esta ciudad, ambos carecen de redes de apoyo que les permitan enfrentar de una mejor manera la soledad, la pobreza, la marginación, el olvido, las violencias y el rechazo social.

La amistad intergeneracional

Destaca el vínculo emocional que se va estableciendo entre Matilde y Miguel, una mujer de la tercera edad con secuelas psicológicas por la violencia que ha recibido de su esposo Porfirio (Salvador Garcini) que sólo aparece cuando "todo va mal", y Miguel un joven de 19 años que sobrevive como puede después de que su madre decide regresar a su pueblo con su novio. Ambos solos y después en compañía, se enfrentan a las vicisitudes propias de cada uno, manteniendo en privado aspectos de sus vidas que les parecen inconfesables y vergonzosos. A diferencia de films como Guten Tag, Ramón (Jorge Ramírez, 2013, México), en el que existe cierta cercanía emocional entre ancianos(as) y jóvenes; la historia que nos propone la guionista Fanie Soto, presenta personajes que se relacionan de forma más íntima, hay complicidad, empatía y apoyo de forma horizontal, en la que otras categorías como raza, clase o edad,  no parecen tener relevancia. Tal como lo vemos en la escena en la que Miguel invita a Matilde a lo que se asemeja a una terapia de choque: golpear un poste con un bat, propiedad de su esposo Porfirio, para descargar la ira y la frustración, pues a decir de él este objeto resultaba más valioso que Matilde; así la vemos, con cierta satisfacción, liberarse de emociones que hasta entonces la agobiaban tremendamente.

La violencia de género presente a cualquier edad

Es fácil traer a la mente, para intentar hacer un contraste, con El diablo entre las piernas (Arturo Ripstein, 2019, México), que aborda el tema de la vejez y la sexualidad en esta época de la vida y temas que también aparecen como relevantes en Cosas Imposibles, la violencia de género y el machismo en nuestra cultura y sociedad. En ambas historias, el marido agobia  y violenta a “su” mujer durante años con reclamos, insultos, golpes, menosprecio y vejaciones. En la primera, se muestra con mayor sordidez y detalle estos actos que suceden en parejas de la tercera edad (de cualquier edad); mientras que en la segunda, se muestran las posibles secuelas que ésta deja después de décadas, casi una vida, de padecerla cotidianamente.

Así, con la intención de mencionar una de las secuelas que con mayor frecuencia se identifican en aquellas mujeres que padecen violencia de género, traemos a cuenta el Trastorno de Estrés Postraumático (TEP), ente clínico que se desarrolla ante eventos que implican una amenaza directa o indirecta para la vida o bienestar de una persona y la manera en que ésta responde con temor, desesperanza y horror intensos, y aquellos signos más característicos que son: la rememoración de la(s) situación(es) traumáticas, las pesadillas, la ansiedad ante los recuerdos, la culpa y las alucinaciones, éstas últimas vistas también como un mecanismo que busca restablecer el equilibrio; es decir, lo anterior como una posible explicación a los “delirios” que sufre Matilde (y que en cierta manera la audiencia comparte), de los cuales se avergüenza y que Porfirio le hace creer que son herencia de su padre. Pues con frecuencia las enfermedades mentales que padecen las mujeres se adjudican a la herencia genética, ocultando que la violencia de género que algunas de ellas viven día con día, en muchos casos son la causa de padecimientos como la depresión, el estrés o la ansiedad.

Dejar atrás lo que era gris...

Finalmente, Matilde y Miguel, después de muchas vicisitudes, al montar un negocio en común muy particular y de compartir lo inconfesable, se hace posible para ambos: Sentir de pronto amanecer, con una inmensa claridad… pues para dar paso a lo improbable que la vida nos brinda se hace necesario confrontarse con uno(a) mismo(a), aceptar y dejar ir el pasado para que ya no lastime, y reconstruir el presente desde otro lugar físico o emocional. MariNú

También publicado en Séptima Pantalla: https://laseptimapantalla.com/cosas_imposibles/

lunes, 5 de julio de 2021

Silencio de hielo: la pérdida y la culpa.

 


Silencio de Hielo (Das letzte Schweigen, Alemania, 2010) es la ópera prima del guionista y director alemán Baran bo Odar, más conocido por diriger la serie Dark (Netflix). Esta película es protagonizada por los actores: Ulrich Thomsen (Peer Sommer) y Wotan Wilke Möhring (Timo Friedrich), también músico y reconocido por su interpretación de Joe en Das Experiment (El Experimento, Alemania, 2001), adaptación cinematográfica del libro The Black Box de Mario Giordano, que a su vez se inspira en el experimento de la Prisión de Stanford, en los primero años de la década de los setenta del siglo pasado, llevado a cabo por el psicólogo social Philip Zimbardo, quien posteriormente publicaría al respecto El Efecto Lucifer. Estremecedor estudio sobre la naturaleza del mal (Paidós). Silencio de Hielo es una adaptación hecha por bo Odar, del Best Seller homónimo de la autoría del escritor y periodista alemán Jan Costin Wagner y fue bien recibida en los Festivales de cine de Locamo y Las Palmas en su año de estreno.

En principio, el film nos dirige al interior de un departamento en el que se encuentran Peer y Timo, quienes se encuentran viendo una película en la que aparece el rostro de una niña, que después sabremos la relevancia que tiene en la trama. Los protagonistas son dos jóvenes que se conocen de manera casual y tienen en común deseos inconfesables que los llevan a desarrollar cierta complicidad. Ambos, participan de forma distinta, en la violación sexual y asesinato de Pía, una niña de once años habitante de una comunidad rural alemana, ocurrido el 8 de julio de 1986. Después, la historia da un salto temporal de 23 años, en el que la historia parece repetirse, pero nada es exactamente igual.

El manejo del misterio hace que durante toda la película se mantenga la tensión, pese a que desde el inicio conocemos la identidad del agresor y el cómplice. La audiencia, nos convertimos en testigos y conocemos más allá de lo que los personajes pueden ver y/o escuchar, lo que abona a las sensaciones de frustración y angustia ante las situaciones que se muestran. A diferencia de otras historias que implican elementos policiales, ésta nos acerca a los personajes más que a la violencia o las consecuencias; entonces nos damos cuenta que viven situaciones tan humanas como: la pérdida, la culpa y la soledad, y sus emociones guían el curso de la obra.

Los planos generales cenitales de los paisajes arbolados y brillantes, nos permiten hacer pausas que se viven como un descanso reflexivo; los colores beige y marrón son cálidos, resaltan el entorno rural (los campos de trigo en color oro), en el cual parece no estar sucediendo nada y contrastan con lo gélido de las situaciones y expresiones de los protagonistas; en general, se deja de lado la estética oscura y sórdida que usualmente muestran las historias policiacas, gracias al trabajo del fotógrafo Nikolaus Summerer. La música, el sonido y el silencio son utilizados para añadir dramatismo y enfatizar el misterio. La narración no es lineal, nos brinda algunos flash back que nos permiten entender la relación entre Peer y Timo, el ritmo es ágil y el entorno, en apariencia apacible, contrasta con la violencia del hecho con el que se inaugura el film.

Se nos presentan escenas en las que es fácil empatizar con las emociones de los personajes, ejemplo de éstas es cuando David Jahn descubre el cubo rubik en la habitación de Pía, quien pese a su tristeza y depresión muestra entusiasmo al mirarlo y comenzar a manipularlo; o cuando intenta no arrebatarles la esperanza a los padres que han perdido a su hija, pues él mismo ha perdido a su esposa. Otra es cuando Niko, la mascota de Sinikka (la niña que 23 años después del crimen de Pía, desaparece), muerde de manera angustiante los barrotes de su jaula, para finalmente morir.

Llama la atención cómo se presentan dos características de la masculinidad hegemónica: por un lado la pedofilia como pivote del crimen, el agresor que puede ser cualquiera y el estereotipo de belleza femenina fundamentado en la apariencia infantil. Por otra parte, la relación entre los protagonistas tiene un matiz de bromance, es decir, establecen una relación intensa, no necesariamente sexual, lo que supone un mayor vínculo afectivo y emocional que el que se da en la amistad, así lo muestran la complicidad, la empatía y la simpatía entre ellos. Esto nos recuerda a la relación que establecen Aquiles y Francisco, y Jorge y Aarón en Matiné (Jaime Humberto Hermosillo, México, 1977) o Ephraim Winslow y Thomas Wake en The Lighthouse ( Robert Eggers, Estados Unidos-Canadá, 2019), ante el encierro y soledad agobiantes que viven.

Esta película aborda como temas secundarios la pérdida, la culpa y la soledad. Con respecto a la primera, descubrimos que la mayoría de los personajes han perdido a alguien o algo que amaban, sea su hija, su esposa, su trabajo, su cómplice, etcétera. Respecto a la culpa, este film nos muestra cómo uno de los protagonistas carece de ésta, mientras que el otro se hace cargo de la propia de manera fatal para él. También, cómo Peer hace frente a la soledad, en la que se sume después de la partida / escape de Timo, durante veinte años y cómo se las arregla para enviarle un mensaje claro y contundente que lo hace volver. Al final, la historia parece decirnos: la satisfacción de un deseo socialmente prohibido tiene un costo para el sujeto y quienes lo rodean. MariNú




martes, 29 de junio de 2021

La ingenua promesa de una venganza

Por: Maricruz Gómez

 La película “Promising young woman” de la directora Emeral Fenell (Reino Unido, 2020), que recientemente dejó las carteleras de nuestra ciudad, obtuvo varias nominaciones y premios en festivales importantes como: Los BAFTA, Golden Globes, Independient Spirit, Online Association of Female Film Critics, los Oscares, entre otros. Es protagonizada por la actriz británica Carey Mulligan a quien ya hemos visto antes en films que cuentan historias de mujeres como: “Pride and Prejudice” (Joe Wright, Reino Unido, 2005),  “An Education” (Lone Scherfig, Reino Unido, 2009) y “Suffragette” (Sarah Gravon, Reino Unido, 2015), sólo por mencionar algunos.


Esta cinta narra algunos meses de la vida de Cassandra “Cassie” Thomas (Carey Mulligan), posteriores a la muerte de su mejor amiga de toda la vida, Nina, cuya causa no se da a conocer con claridad, pero se sugiere está relacionada con la violencia sexual, digital y acoso ejercido por un grupo de compañeros, estudiantes de medicina, como ellas; a partir una fiesta a la que Nina asistió sola y quedó a merced de ellos, debido a su estado etílico. La posterior denuncia de Nina, que fue desestimada por las autoridades y comunidad universitarias, desencadenó la culpa y la ira de Cassie y la llevó a tomar decisiones. Destaca el abordaje de la temática, pues la película está lejos de ser sórdida y cruda como otros films que tratan el tema de la violencia sexual como: “Baise-Moi” (Virginie Despentes, Francia, 2000), Irréversible” (Gaspar Noé, Francia, 2002) y “Le viol du routier” (Juliette Chenais de Busscher, Francia, 2017).


Después de la muerte de Nina, en el film se muestran las dos caras de una misma moneda, aspectos contrastantes de la vida de Cassie; ella decide abandonar su prometedora carrera universitaria y profesional, para regresar a vivir bajo el amparo de sus padres y emplearse como encargada de una cafetería para enfrentar, de manera francamente ingenua, a aquellos hombres que abusan de jovencitas alcoholizadas. Así, la película inicia con escenas en las que vemos bailar a hombres jóvenes en lo que parece un centro nocturno, después veremos a Cassie fingiendo estar ebria para revelar una faceta mediante la que la protagonista busca “dar una lección” a aquellos hombres que, bajo pretextos absurdos, buscan abusar sexualmente de ella tomando ventaja de su supuesto estado etílico. La paleta de colores en estas escenas son oscuros y neón, y Cassie luce ropa en colores oscuros que dan la sensación de ser un disfraz, lo que no sucede con su atuendo apastelado, que a pesar de ser congruente con una imagen “adolescente”, se muestra acorde al personaje, pese a a tratarse de una mujer en la tercera década de la vida.


Cuando nos encontramos ante la “otra cara” de Cassie, la paleta de colores retoma tonos pastel, que a nivel simbólico remiten a lo infantil, quizá a lo femenino. La protagonista se nos presenta como una mujer añiñada y angelical, probablemente inmadura, pues en algunos encuadres aparecen figuras como: las “alas” (en su habitación) y la “aureola” (en la cafetería). Son curiosos dos aspectos que refuerzan esa idea de infantilizarla, el primero que Ryan (Bo Burnham) es pediatra, un hombre habituado a tratar con infantes y que curiosamente es con quien ella logra establecer una relación de pareja (que además resalta el aspecto pedófilo de la masculinidad hegemónica). La proporción corporal entre Ryan y Cassie también destaca durante la película, pues en la mayoría de las escenas que aparecen juntos se aprecia la desproporción en los encuadres, ella luce más pequeña que él. Lo anterior se enfatiza con el comentario de él respecto a que, a manera de broma, dice que teme que le reclamen cuando besa a una chica, pensando que está besando a una niña, pues él es muy alto.


El sentido de inmadurez del personaje de Cassie, también se refuerza con la música (por ejemplo, “Stars are blind” de Paris Hilton), que pareciera más acorde a la etapa de adolescencia, aunada a su entusiasmo frente a Ryan y su comportamiento en general que choca con el rostro de Mulligan, es decir, una forma de actuar, incluso de vestir, que esperaríamos de una “adolescente” con el rostro de una mujer que se ve cercana a los 30 años, es decir, alejada de la adolescencia y mucho más cercana a la adultez. 


Es una película que integra distintos géneros, por un lado a parece como un film de humor negro que juega con una fantasía ingenua, por eso es que a veces llega a lo absurdo, a lo caricaturezco e incluso a lo ridículo. También podría relacionarse con el subgénero de violación y venganza del que destacan films como: “I spit on your grave” (Meir Zarchi, Estados Unidos, 1978) una de las primeras películas que aborda el tema de la violencia sexual contra las mujeres desde una perspectiva masculina con la mejor intención de "empoderarlas", pero que deja de lado las consecuencias reales vividas por las víctimas, por ejemplo, el estrés postraumático; o más recientemente, desde una visión femenina de cómo sucede en la cotidianidad el abuso sexual y la violación en el ámbito universitario, “M. F. A.” (Estados Unidos, 2017) dirigida por la brasileña Natalia Leite, quien mediante un thriller psicológico relata la venganza llevada a cabo por Noelle contra aquellos que ejercieron poder mediante el sometimiento sexual de algunas estudiantes, sin recibir sanción alguna debido a que socialmente se hace responsables a las jóvenes, mientras que a ellos se les excusa y justifica. Así, considero que es difícil encuadrar esta película en un sólo género y sobre todo, en éste género, pues la conducta ingenua de Cassie no constituye en sí misma una venganza.


La premisa de esta historia parece dictar en principio: el cazador termina cazado; sin embargo, en el contexto de la película, ésta aparece como ingenua, tanto como la pretendida reeducación que las instituciones plantean llevar a cabo mediante campañas que buscan hacer conscientes a los varones de la relevancia del consentimiento y que parece que en muchos casos no son efectivas; pues si las comparamos con el performance ejecutado por el colectivo chileno “Las Tesis”, “El violador eres tú” (Un violador en tu camino, 2019), que fue rápidamente replicado por unas y ridiculizado por otros, viralizándose a nivel mundial a una velocidad increíble, resultan de un impacto mínimo. La principal crítica hacia el film proviene de la ingenuidad que muestra la protagonista y el desarrollo de la historia, ya que por un lado supone que la conducta de Cassie es efectiva para hacer conciencia y evitar más violaciones; y por el otro, que al llevar a cabo ésto de manera frecuente, ella no corre ningún riesgo de ser atacada.


Es para destacar otra premisa que se muestra: el depredador sexual puede ser cualquiera, hasta el hombre más bondadoso, guapo, amable, divertido y respetuoso; para enfatizarlo, Fenell ha mencionado que decidieron contratar a actores que, hasta entonces, había interpretado personajes “buenos”. Así, la directora se basó en su propia experiencia para construir la propuesta, pues por desgracia es muy frecuente en nuestra cultura las mujeres creamos conocer a nuestros amigos y compañeros, y los consideremos confiables, para después descubrir, en algunos casos, que no lo son tanto.


La propuesta de Fenell muestra cómo el adjetivo “Prometedor(a)” es aplicado de manera distinta, dependiendo del género; ya que ante una situación de acoso o violencia sexual denunciada en el ámbito universitario, las autoridades, la comunidad y la sociedad en general, dudan en emitir un veredicto y una sanción hacia esos estudiantes con un futuro prometedor; al tiempo que ignoran que los efectos de la violencia vivida, la revictimización y el descrédito social, como en el caso de Nina y Cassie, coartan el futuro brillante de ellas. También emerge como una historia que promete una venganza, ingenua, que a final de cuentas es ejecutada por un hombre (como quizá sucede en la realidad). Al final, me parece que Emeral Fennell se arriesgó al plantear una historia sobre un tema problemático y difícil, desde un enfoque humorístico y de manera fresca; sin embargo, siendo honesta, no sé si lo logró de la mejor forma. MariNú.





Coda o el epitafio de una vida

Por: Maricruz Gómez
Coda o La última nota (Canadá, 2019), ópera prima del también guionista canadiense Claude Lalonde se estrenó en el Festival Internacional de la India en 2019. Es protagonizada por Patrick Stewart quien da vida a un famoso y virtuoso pianista de la tercera edad Sir Henry Cole; y Katie Holmes, quien interpreta a la joven periodista musical del The New Yorker,  Helen Morrison. Él se enfrenta a una crisis y la narración, en primera persona de Helen, devela poco a poco, mediante un su texto sobre Henry, distintos aspectos de la situación, así como una referencia al pensamiento del multidisciplinario y más reconocido como filósofo, Friedrich Nietzche, principalmente al planteamiento del eterno retorno.

Ir adelante es ir al pasado, la trama es circular. La película inicia con un flash back y la historia se cuenta en dos momentos: la crisis de Henry y la aparición de Helen como posible “solución” a ésta, a manera de un accesorio/amuleto que aporta cierta seguridad al pianista. Después, el viaje de Henry a Sils María (Suiza), sugerido por ella, para (re) conectarse con la música, la naturaleza y la vida; después de enfrentarse a sus miedos y traumas acallados.

Al inicio del film, escuchamos la interpretación de la Sonata de Beethoven (Appassionata), en manos Henry Cole, en realidad se trata del pianista de origen ucraniano, Serhiy Salov; vemos a Cole sentado al piano y no pasa mucho tiempo para que se quede paralizado y salga corriendo del teatro. Así, descubrimos que algo le sucede y él desea estar fuera de eso.

Henry se encuentra en una crisis y el pánico escénico es una muestra de esto, para continuar deberá trascender la situación y enfrentarse al público para compartir su talento. Es durante lo que parece una exposición de retratos, entre los que se observa el de él, que se encuentra con Helen Morrison, quien le solicita una entrevista para su periódico; él de manera amable, pero firme, se niega. Lo que parece un encuentro casual se convierte en un momento trascendente, un antes y un después en la vida de Henry, ya que una vez más se queda paralizado ante el piano, es ella quien lo auxilia y toca el piano con él; como muestra de gratitud, Henry acepta la entrevista de Helen y con ésta revelar algunas de sus memorias.

La perfección es un ideal inalcanzable, por tanto, nos enfrentamos a nuestra finitud. Henry a pesar de su virtuosidad y experiencia no es lo suficientemente perfecto. Su historia de vida, misma que relata a Helen, nos brinda pistas: sus padres lo abandonaron y su esposa también; él no logró de ninguna manera que ella continuara a su lado. El miedo a que el fracaso se repita, una y otra vez, se hace presente como una profecía autocumplida. ¿Será que sólo el amor logra romper con la compulsión a la repetición? La presencia de Helen parece recomponer, hasta cierto punto, la vida de Henry.

La audiencia, nos enfrentamos a un drama simple, pero evocativo, que a momentos conmueve y en el que gracias a los estupendos paisajes en planos generales brillantes (que reavivan), de los Alpes suizos en conjunto con la música Schumann, Bach y Beethoven, se convierte en una experiencia redonda. Sin duda, la música se convierte en protagonista y confirmamos que: “Los compositores alemanes son una buena compañía”.

Por otra parte, la figura de la musa en la que el guión coloca a Helen y que nos recuerda a Teresa, esposa de Tomás, protagonistas de la novela, también llevada al cine por Philip Kaufman (Estados Unidos, 1987), “La insoportable levedad del ser” de Milán Kundera. Ambas actúan como “soluciones” parciales a las crisis de Henry y Tomás, pues son situaciones que sólo pueden ser resueltas desde el interior, pero que pueden ser atenuadas con distractores, más si son mujeres jóvenes y bellas. Es justo esa idea la que resulta un tanto injusta para el personaje y la actriz, en particular y para la representación femenina en el cine, de manera general.

Finalmente, esta película nos enfrenta al epílogo de una vida, primeramente artística, a la crisis que representa todo cambio, a la idea de la circularidad y que esta se “quiebra” cuando elegimos hacerlo distinto y no sólo repetir. MariNú


Ficha técnica:

Título: Coda (La última Nota)
Año: 2019
Duración: 96 min.
País: Canadá
Dirección: Claude Lalonde
Guión: Louis Godbout
Fotografía: Guy Dufaux
Reparto: Patrick Stewart, Katie Holmes, Giancarlo Esposito, Abdul Ayoola, Letitia Brookes, Don Anderson, Drew Davis, Nicholas Haze, Beat Martí, Silvana Sánchez, Patrick Ryan, Paul Van Dyck, Catherine St-Laurent

martes, 22 de junio de 2021

Los lobos, un viaje de la fantasía hacia la realidad

Por: Maricruz Gómez

"Los lobos" dirigida por Samuel Kishi (México, 2019), ha obtenido premios en distintos festivales nacionales e internacionales como: el Festival Internacional de Berlín, el Festival de la Habana, el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, entre otros. Las interpretaciones de los hermanos Maximiliano y Leonardo Nájar Márquez y la actriz Martha Lorena Reyes, son destacadas y provocan empatía desde el primer momento.


La historia que nos cuenta Kishi es la de una familia de migrantes cuyos integrantes más jóvenes, Max y Leo, desean ir a Disneylandia y cómo la cruda realidad de la cual su madre, Lucía, intenta protegerlos, se los impide a cada momento. Para enfrentarla Max deberá entender a su madre y Lucía a sus dos hijos, pues aunque comparten una misma realidad su perspectiva y herramientas para enfrentarla son distintas. Esta película resulta entrañable y conmovedora, nos lleva a reflexionar sobre distintos temas: la memoria/ el recuerdo,  la infancia, la fantasía como sustituto de la realidad, la migración y  la pobreza feminizada.


Es una cinta semi autobiográfica, ya que el director se basó en los recuerdos de su niñez cuando su madre lo llevó a él y a su hermano Kenji (compositor de la música), a vivir a Estados Unidos, después de separse de su padre. La memoria  no es sólo singular, abarca la de toda una generación de personas que crecimos con nanas electrónicas como la televisión, o como en el caso de Max y Leo, “la mamá grabadora”, como la llama Kishi.


El sonido, desde el inicio, se vuelve importante como pivote de la fantasía de estos hermanos. Este se vuelve crítico en la escena en que Leo acongojado dice a Lucía que ha matado a su abuelo, después de que por accidente, rompe el cassette que preservaba la memoria familiar y la cual en un momento cercano al desenlace, ambos niños recrean, o quizá resignifican. Los encuadres evocan al retrato, en tonos fríos al exterior y cálidos al interior del departamento, también al documental, pues el director nos muestra los rostros reales de aquellas personas que habitan el espacio, ese hotel medio en ruinas en Albuquerque; personas que como Lucía, Max y Leo, han migrado en contra de su voluntad ante lo adverso de su contexto.


El relato atrapa la atención y traza un viaje desde el interior al exterior (de sí mismo/a y del cuarto). Nos muestra el mundo del pensamiento y la fantasía infantil, del cual tarde o temprano todos(as) tenemos que salir, como Max del cuarto y eso nos obliga a mirar y enfrentar esa realidad adversa que nos violenta, aquella de la cual las personas adultas intentan, pero no pueden, protegernos mediante reglas (normas sociales). Se hace presente la idea de que la maldad nos acecha afuera y por eso, no hay que salir de cuarto. No obstante, es inevitable y esto nos lleva a crecer (dejar la infancia). Al salir del cuarto como Max y Leo, enfrentamos a la realidad que nos aprisiona y nos dificulta volver a nuestra “inocencia”, más bien candidez. Es en ese momento que la Señora Chan surge como figura maternal (abuela), que permite esa vuelta a la infancia y a la alegría de recibir “dulce o truco”; pero a partir de ahí, sólo habrá instantes, breves de felicidad; hemos dejado inevitablemente esa etapa de fantasía junto con los protagonistas. Disneylandia se aleja, pero siempre nos quedan las ferias de pueblo como sucedáneo para ser un poco felices.


La infancia, etapa de la vida que se ha idealizado pensando que es Disneylandia, un lugar fantástico en el cual no hay tristeza, pobreza, violencia y adversidad; desconocemos que existe una realidad que la rodea como lo muestra Sean Baker en “The Florida Project” (EEUU, 2017), mediante Monee, una niña que vive en el motel The Magic Castle a unos metros de Disneylandia, cuya realidad dista mucho de ese lugar idílico. Así, cuando es difícil enfrentarnos a las situaciones difíciles de la vida, cuando niños(as), podemos enfrentarla/evadirla mediante la fantasía, tal como lo propone Sigmund Freud, y lo pone en escena Kishi utilizando como recurso efectivo la animación, que hace más fácil transitar situaciones traumáticas mediante el pensamiento simbólico. La fantasía, un recurso al que acude también Carlos Carrera en “De la Infancia” (México, 2010), adaptación cinematográfica de la novela de Mario González Suárez, también autobiográfica, que relata la crudeza de las situaciones que vive Francisco, alter ego de González, en un contexto lleno de violencia del cual sólo se puede salir imaginando.


Está presente el tema de la migración, dejar aquello conocido (salir del cuarto) por causas ajenas a tu voluntad, como le sucede a Ulises, protagonista de “Ya no estoy aquí” (Fernando Frías, México, 2019), pues las condiciones de nuestro país: la pobreza, la violencia y la falta de oportunidades laborales; además del abandono y la falta de redes de apoyo, parecen impulsan la decisión de Lucía de aventurarse para encontrar un futuro mejor (Disneylandia), quizá otro tipo de fantasía alguna vez llamado “el sueño americano”.


La pobreza feminizada y el ingreso al mundo laboral de las mujeres, no como un derecho ganado, sino como una necesidad para lograr sobrevivir. Kishi nos presenta a las mujeres que crían a niños(as) solas, ellas han sido rechazadas socialmente (madres solteras, origen males sociales) y ridiculizadas (mamá luchona) por sus familias y comunidades; pero en la cinta se erigen en la figura de Lucía, como mujeres dignas y fuertes, que tienen momentos de desolación y frustración ante una realidad que les recuerdan cada día, lo difícil que es cumplir con los mandatos culturales machistas; ser madre cuidadora y proveedora y en el caso de Lucía, cumplir con una triple jornada. Mujeres que no logran desempeñar el rol de madre, tal como lo dicta el imaginario social y el estereotipo, por lo que las juzgamos a través de las acciones de sus hijos(as). La comprensión de la situación de esa mujer-madre lleva al director a calificar este film como una carta a su propia madre.


Samuel Kishi, transita de "Somos Mari Pepa" (México, 2013) a "Los lobos" (2019) sin dejar el enfoque autobiográfico, pues sin duda muchos(as) hemos deseado ser parte de una banda de Punk y cantar rolas irreverentes como "Natasha", pero en esta última entrega; nos lleva a  (re) vivir con mayor intensidad, quizá por evocar la infancia singular y colectiva generacional, esa etapa que se recuerda como idílica (sin serlo), tal como lo hizo, por ejemplo, Alfonso Cuarón en "Roma" (México, 2018).  MariNú.



Ficha Técnica:
Duración
95 min.
País
México
Dirección
Samuel Kishi
Guion
Samuel Kishi, Luis Briones, Sofía Gómez-Córdova
Música
Kenji Kishi
Fotografía
Octavio Arauz
Reparto
Martha Lorena Reyes, Maximiliano Nájar Márquez, Leonardo Nájar Márquez, Cici Lau, Johnson T. Lau, Kevin Medina, Josiah Grado, Marvin Ramírez, Alejandro Banteah, Edwin Ramírez, Aylin Payen, Shacty Díaz, María Teresa Herrera, Amy Puente

También publicado en séptima pantalla: https://laseptimapantalla.com/los-lobos-un-viaje-de-la-fantasia-hacia-la-realidad/

domingo, 14 de marzo de 2021

38 Textos sobre música y temas afines (Lista en crecimiento)...

 

Fue a partir del lanzamiento de la Serie: "Rompan todo" que comencé hacer una lista mental de los libros que he leído sobre el Rock en México. Cuando comencé a buscar en el librero y las carpetas digitales, me di cuenta que hay algunos interesantes sobre otras músicas y temas afines. Después, alguien me pidió que hiciera una lista para publicarla en alguna página, creo que eso nunca sucedió. Sin embargo, para que no quede en el olvido aquí la publico, sin un orden específico y comparto el enlace de donde pueden descargar algunos que tengo en formato digital:
  1. "Rock progresivo", Roberto Vázquez  Mamys. Rock y Letras, 2008. Capítulos: México, Argentina,  Brasil y Resto de América, pp. 339-397.
  2. "Rock en salsa verde. La larga y enjundiosa historia del Rock mexicano". Jorge Héctor  Velasco (comp.), Uva Tinta, 2013.
  3. ¡Qué onda ése…! De contracultura y esos rollos". Merced B3l3n Valdés Cruz. Uva Tinta, Conaculta, 2013.
  4. "Simpatía por el Rock: Industria, cultura y sociedad", Adrián de Garay,  Miguel Ángel Aguilar, et. Al. UAM Azcapotzalco, 1993.
  5. "La nueva música clásica" de José Agustín, Cuadernos de la Juventud, I.N.J.M., 1968.
  6.  "Lenguaje e identidad en el rock mexicano (1985-1990)" de Teresa Estrada. Tesis de Licenciatura en Sociología, UNAM, 1992.
  7.  "Crines. Otras lecturas del rock" de Carlos Chimal, Era, 1994.
  8. "Etnorock: los rostros de una música global en el sur de México" de Efraín Ascencio y Juan Pablo Zebadúa, Juan Pablos Editor, 2014.
  9. "Rock mexicano. Un espacio en disputa". María del Carmen de la Peza, Entintable, UAM, 2014.
  10. "100 discos esenciales del rock mexicano. Antes de que nos olviden", David Cortés y Alejandro González Castillo (coords.), Grupo Editorial Tomo, 2012.
  11. "60 años de rock mexicano Vol. I, II y III", Sr. González. Ediciones B.
  12. "Raíces del rock tapatío 1959-1972", Óscar Humberto Rojas. Ae Ediciones, 2019.
  13. "El otro rock mexicano. Experiencias progresivas, psicodélicas, de fusión y experimentales", David Cortés, Grupo Editorial Tomo, 2017.
  14. "Música y cultura alternativa. Hacia un perfil de la cultura del rock mexicano de finales del Siglo XX". Laura Martínez  Hernández, Lupus Inquisitor, Universidad Iberoamericana de Puebla, 2013.
  15. "El rock en el cine mexicano. De Lemotiv al soundtrack", Karla Paulina Sánchez Barajas, Universidad Autónoma de Baja California, 2016.
  16. "Águila o Rock. Las voces del rock mexicano (1950-1990)", Rafael Fermín Fernández Cruz, Tesis Licenciatura en Historia, BUAP, 2014.
  17. "El canto de las libélulas: un estudio de identidad femenina en el discurso de las roqueras mexicanas", Magda Angélica García  Von Hoegen, Tesis de Maestría en Comunicación, Universidad Iberoamericana, 2006.
  18. "Por Los Territorios Del Rock. Identidades Juveniles y Rock Mexicano", Maritza Urteaga, Conaculta, IMJUVE, SEP, 1998.
  19. "Oye como va: recuento del rock tijuanense", José  Manuel Valenzuela Arce, et. Al., Conaculta, IMJUVE, SEP, 1999.
  20. "Huaraches de ante azul", Federico Arana, Posada, 1985.
  21. "Sirenas al ataque", Teresa Estrada, Océano, 2008.
  22. "Rock mexicano. Sonidos de la calle", José Luis Paredes Pacho, Pesebre, 1992.
  23. El imperio contracultural. Del Rock a la posmodernidad”, Luis Britto García, Nueva Sociedad, 1990.
  24. "Alicia en el Espejo. Historias del multiforo Alicia", María Teresa López, Ediciones Alicia, 2010.
  25. "Historia del rock. La música que cambió el mundo", Jordi Sierra i Fabra, Siruela, 2016.
  26. "El bolero y la educación sentimental en México.", María del Carmen De la Peza Cásares, UAM, Miguel Ángel Porrúa, 2001.
  27. "La imagen grotesca del cuerpo femenino en las canciones de Molotov: ¿Hacia un nuevo tipo de grotesco realista?". Carmen De la Peza Cásares, Revista Versión, N° 16, Diciembre, 2005.
  28. "Jóvenes excéntricas. Cuerpo, mujer y rock en Tijuana", Merarit Viera, Casa Editorial Abismos, 2015.
  29. "Contracultura e identidades iconoclastas en la ciudad de México. De la apropiación del Rock Progresivo a la descolonización musical, 1971-1985", José Rodrigo Moreno Elizondo, Tesis de Maestría en Historia Contemporánea, Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 2014.
  30. "Aquí no hay nada. Los bienes culturales en el proceso de producción, circulación y consumo.", Ana Virginia Pérez Mora, Tesis de Licenciatura en Antropología Social, UAM Iztapalapa, 1999.
  31. "El grito del rock mexicano", Thelma G. Durán y Fernando Barrios, Ediciones del Milenio, primera edición, 1995.
  32. "El rock mexicano como discurso intertextual. Un estudio aplicado a canciones de El TRI, Café Tacuba, La Maldita Vecindad y El gran Silencio", Guillermo Lozano Flores, Tesis de Maestría en Ciencias con especialidad en Lengua y Literatura, Universidad Autónoma de Nuevo León, 2011.
  33. “NegrOscuro. Onda siniestra y Afterpunk en España”, Pablo Martínez Vaquero, Editorial Milenio, 2019.
  34. "Pequeño circo. Historia oral del Indie en España", Nando Cruz, Contra, 2015.
  35. "Sonidos de condena. Sociabilidad, historia y política en la música reggae de Jamaica", Jorge L. Giovannetti, Siglo XXI, 2001.
  36. "El jefe de jefes. Corridos y narcocultura en México", José Manuel Valenzuela Arce, El Colegio de La Frontera Norte, 2014.
  37. "El cantar de los narcos. Voces y versos del narcocorrido", Juan Carlos Ramírez-Pimienta, Planeta, 2011.
  38. "Narcocorridos. La música de los capos, guerrilleros y el México profundo de las drogas", Elijah Wald, Ediciones B, 2017.

sábado, 30 de marzo de 2019

La violencia laboral: mobbing, acoso psicológico y moral y su efecto en la salud


Maricruz Gómez López
UAM-Xochimilco

El contexto político, social y económico actual favorece la competencia por alcanzar el éxito profesional, entendido como sinónimo de riqueza económica, prestigio y relaciones sociales que facilitan el ascenso en la jerarquía, que conduce a las personas a vender el tiempo destinado al trabajo, esparcimiento y descanso y a aplicar estrategias como: la institucionalización de los “favores morales”, que implica acciones violentas en contra de quien es considerado un obstáculo o diferente, afectando los niveles social, organizacional, familiar, personal y por supuesto la salud mental y física de las personas que viven situaciones de violencia y malestar en éste ámbito.

Existe un tipo de violencia que se ejerce de forma “sutil” en las relaciones interpersonales cotidianas que debido a que no “deja huella” a diferencia de la agresión física, es difícil de identificar para las personas que la viven. No obstante, sus efectos en la salud se resienten y con frecuencia se relacionan con estrés laboral, ocultando la relevancia del ambiente, en las organizaciones, en el desarrollo de trastornos psicosomáticos y mentales. Por lo antes expuesto, la revisión de los principales términos que describen la violencia en el lugar de trabajo ─ mobbing, acoso psicológico y moral─, y los hallazgos relacionados con los efectos en la salud de las y los trabajadores es importante para la comprensión e indispensable para contribuir al reconocimiento y prevención de dicho fenómeno.

Por lo ya dicho, surgen las siguientes preguntas: ¿cómo se ha estudiado la violencia en el trabajo?, ¿existen convergencias y divergencias entre los principales enfoques? y a partir de los estudios realizados ¿cuáles son los principales efectos de la violencia en la salud de las personas que trabajan? Así, el objetivo del presente ensayo es exponer las convergencias y divergencias entre los términos: mobbing, acoso psicológico y moral y los efectos de este tipo de la violencia en la salud. De este modo, en el presente texto se exponen los enfoques y conceptos que se han aproximado al fenómeno de la violencia en el trabajo y posteriormente se presentan, a partir de los resultados obtenidos por investigadores como Marie-France Hirigoyen (2001), Gabriela Victoria Alvarado (2009), Florencia Peña Saint Martín y Sergio G. Sánchez Díaz (007); y Jesús Felipe Uribe Prado (2011), los efectos en la salud de las y los trabajadores.


Aproximaciones al fenómeno de la violencia en el trabajo

La principal dificultad para estudiar y delimitar la violencia radica en que para darle sentido, cada persona recurre a sus propios referentes culturales, sociales y en ocasiones, a su historia de vida. No obstante, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) consideró que en el ámbito laboral la violencia física y psicológica han alcanzado dimensiones que rebasan fronteras, entornos y grupos profesionales, por lo que calificó a algunos centros de trabajo y profesiones como de “alto riesgo” (Uribe, 2011, p.47-49).

Por otra parte, el término mobbing[1] fue retomado por Peter-Paul Heinemann para describir la conducta hostil entre pares que puede llegar a la agresión física, en el ámbito escolar. Posteriormente, Heinz Leymann lo definió como un fenómeno en el espacio laboral que tiene su origen en un conflicto resuelto inadecuadamente que desemboca en actitudes ofensivas, hostiles, frecuentes y repetidas dirigidas siempre a la misma persona y que conducen a su marginación, por lo que lo consideró una forma grave de estrés psicosocial y enfatizó las consecuencias psicológicas de éste (Hirigoyen, 2001, p. 69-70; Peña y Sánchez, 2007, p. 828-829). En México, para Florencia Peña y Sergio Sánchez (2007, p. 828-832) este fenómeno no implica agresión física porque es una forma de acoso psicológico que dos o más personas ejercen sobre otra ─víctima─, de manera consciente, prolongada y recurrente. Dichos autores consideraron que el objetivo de las conductas es estigmatizar a la víctima para destruirla moralmente[2] utilizando estrategias como: críticas, amenazas, injurias, calumnias, chismes y desprestigio y concluyen que el mobbing es característico de entidades con una organización de trabajo altamente burocratizada y carente de normatividad e instancias para resolver conflictos interpersonales[3].

El acoso psicológico en el trabajo es una aproximación organizacional en la que autores como Bernardo Moreno Jiménez y sus colaboradores (2004)[4] consideraron que los antecedentes organizacionales y las características personales y socio-demográficas intervienen afectando tres niveles: individual, organizacional y social. No obstante, para Stale Einarsen y Lars Johan Hauge (2006)[5] es un conjunto de conductas negativas continuas dirigidas contra una o varias personas que puede clasificarse en cuatro etapas: las conductas agresivas ─sutiles e indirectas─, el acoso ─acciones directas como la humillación y la ridiculización─, la estigmatización ─por ejemplo, promover la imagen de que la víctima es una persona problemática─, y el trauma severo en el que culmina el proceso y provoca en la víctima síntomas de estrés y trastornos psicosomáticos (Einarsen, 1999)[6].

En contraste, Marie-France Hirigoyen (2001, p. 19) propuso el término acoso moral[7] que conlleva una toma de postura que considera lo que es aceptado y rechazado socialmente desde una perspectiva ética y moral, por lo que no se restringe sólo al ámbito psicológico y lo define como toda conducta abusiva ─gesto, palabra, comportamiento o actitud─, que atenta, por su repetición o sistematización, contra la dignidad o integridad psíquica o física de una persona, poniendo en peligro su permanencia en el empleo o degradando el ambiente laboral. Para esta autora el origen del acoso moral es un conjunto de emociones inconfesables como: la envidia[8], el miedo[9] y la valoración negativa de la diferencia, que se apoya en aspectos que difícilmente pueden modificarse ─por ejemplo, el género, la raza o el origen socioeconómico─, y se manifiesta en la discriminación y la estigmatización de las personas consideradas distintas y por tanto indeseables. Lo anterior justifica el empleo de estrategias como: el aislamiento, el ataque personal encubierto[10], la pérdida de sentido[11], la intencionalidad[12] y la agresión consciente e inconsciente. Así, los comentarios y actitudes machistas o sexistas que atacan la feminidad, mediante insultos y pseudopiropos sexuales, o la identidad sexual y la virilidad al llamar a un hombre “maricón” o “niñita”, muestran que este tipo de violencia afecta tanto a hombres, como a mujeres, pero de distinta manera (Hirigoyen, 2001, p. 53; Zúñiga, 2008, p. 185).

Los efectos en la salud física y mental

De acuerdo con los resultados obtenidos en estudios realizados por Alvarado (2009), Hirigoyen (2001), Peña y Sánchez (2007) y Uribe (2011) la manifestación de trastornos psicosomáticos en personas expuestas a este tipo de violencia ha sido frecuente. En la práctica terapéutica Hirigoyen (2001, p.141) observó que las personas manifestaban problemas digestivos[13], endócrinos[14], enfermedades de la piel y malestares relacionados con el ámbito mental-emocional[15], por lo que explicó que el cuerpo acusa la agresión antes que el cerebro, que se niega a ver lo que no consigue comprender. Así, el cuerpo se convierte también en consciente del traumatismo y evidencia el Síndrome de Estrés Postraumático (SEP) que puede manifestarse mediante efectos comportamentales (autoagresión, trastornos alimenticios o aislamiento social), psicosomáticos (dolores musculares, migraña, dermatitis, problemas gastrointestinales, pérdida de cabello, hipertensión arterial y pérdida de equilibrio), y psicopatológicos (ansiedad, trastornos de sueño, falta de concentración y atención, miedo, hiperreactividad, inseguridad, cambios bruscos en el estado de ánimo, apatía e introversión) ( Uribe, 2011, p. 198). Sin embargo, con frecuencia, las y los médicos no relacionan dicha sintomatología con el acoso laboral porque en primera instancia es tratada con automedicación y cuando se acude a consulta la vinculan con periodos de estrés laboral, sin que consideren relevante el ambiente o las condiciones de trabajo (Hirigoyen, 2001).

Conclusiones

De lo antes expuesto es importante resaltar que el estudio de la violencia en el lugar de trabajo, a partir del binomio víctima-victimario, fija posiciones que implican que quien acosa tiene plena conciencia de que causará un daño, clasificándolo como un sujeto de personalidad perversa y sádica; mientras que la persona acosada aparece como carente de las habilidades y capacidades para enfrentar la situación. Así, es indispensable retomar para el estudio de este fenómeno aspectos de índole cultural, por ejemplo, los estereotipos que apoyan conductas fundamentadas en prejuicios que validan el trato desigual y violento.

Los resultados presentados por los estudios revisados permiten afirmar que los efectos de la violencia laboral se manifiestan en cuatro niveles: social, organizacional, familiar y personal. No obstante, la repercusión en la salud es relevante porque pueden desembocar en conductas autodestructivas como las adicciones y el suicidio.

La violencia en el trabajo se manifiesta en acciones cotidianas que aparecen como “normales” o “naturales”, se fundamenta en ideas que apoyan la discriminación y estigmatización de las personas y grupos y se expresa mediante el lenguaje en forma de chistes, comentarios hirientes o mal intencionados, entre otros. Tales características dificultan que las personas puedan identificarla y mostrarla provocando en ellas confusión y angustia. De este modo, el estudio de los mecanismos culturales que validan la violencia hacia sujetos considerados diferentes es indispensable para dar cuenta, de manera más profunda, de la forma en que la cultura y la ideología apoyan la desigualdad, la discriminación y la agresión en el ámbito laboral.

Referencias

Alvarado, G. V. (2009). Violencia laboral y panoptismo telemático walmartiano. Estudio de caso: el trabajador de sistemas en Wal-mart México. En Peña Saint Martin, y Sánchez Díaz, S. G. (Coords.), Testimonios de mobbing. El acoso laboral en México, (225-245). México: Ediciones y Gráficos EÓN, Escuela Nacional de Antropología e Historia, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

Hirigoyen, M. F. (2001). El acoso moral en el trabajo. Distinguir lo verdadero de lo falso. Barcelona: Paidós.

Peña Saint Martin, F., y Sánchez Díaz, S. G. (2007). El mobbing y su impacto en la salud. Estudios de Antropología Biológica, 13 (2), 823-845. Recuperado de http://revistas.unam.mx/index.php/eab/article/view/26420.

Uribe Prado, J. F. (2011). Violencia y acoso en el trabajo. Mobbing. México: Manual Moderno, Universidad Nacional Autónoma de México.

Zúñiga Elizalde, M. (2008). Violencia en el trabajo. La cultura de la dominación de género. En Castro, R. y Casique, I. (Eds.), Estudios sobre cultura, género y violencia contra las mujeres, (173-196). México: Universidad Nacional Autónoma de México, Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias.


[1] Cabe señalar que en inglés es el gerundio del verbo to mob, que significa literalmente: atacar, se traduce como: regañar, maltratar o asediar y se define de manera global como un fenómeno de grupo e implica formas severas de acoso en las organizaciones. En México, los grupos de investigación sobre el tema de la violencia laboral tienen como antecedentes principales los estudios realizados por investigadores como Heinz Leymann y Marie-France Hirigoyen y se caracterizan por utilizan de manera indistinta los términos acoso moral, psicológico y mobbing, por lo que es difícil hallar literatura que reporte efectos en la salud referidos de manera exclusiva a alguno de estos conceptos. No obstante, autores como Florencia Peña y Sergio Sánchez (2008, p.187-188), clasifican el mobbing como una forma de acoso psicológico, debido a que con frecuencia los ataques no son de naturaleza física. En contraste, Hirigoyen (2001, p.77) explica que el mobbing corresponde a las persecuciones colectivas y a la violencia que se desprende de la organización, mientras que el acoso moral en el trabajo se refiere a agresiones “sutiles”, es decir, difíciles de advertir y probar.
[2] La destrucción moral para estos autores implica el aislamiento y el menoscabo de la seguridad, autoafirmación y autoestima, que provocan en las personas sentimientos de soledad, malestar, angustia, incertidumbre, culpa y confusión (Peña y Sánchez, 2007).
[3] En las que priva el desinterés, la carga excesiva de trabajo y la presencia de jerarquías poco claras acompañadas de liderazgos espontáneos no oficiales que detentan y defienden el poder informal.
[4] Citados por Uribe, 2011, p.71.
[5] Citados por Uribe, op. cit., p. 55.
[6] Citado por Uribe, op. cit., p. 56.
[7] Cabe señalar que Hirigoyen (2001, p. 32) consideró que la violencia sexual no es parte del acoso moral debido a que está calificada penalmente y que el término acoso sexual es distinto teóricamente del acoso moral, reconociendo que con frecuencia se pasa de uno a otro.
[8] Producto de la comparación y fundamento de la rivalidad y competencia entre las personas.
[9] Que se transforma en ira y luego en violencia.
[10] De acuerdo con Hirigoyen (2001) la violencia se vuelve más sofisticada ─oculta─, conforme las personas elevan su nivel educativo.
[11] La víctima ignora la causa por la que es atacada (Hirigoyen, 2001).
[12] Es un ataque psicológico que implica la intención de agredir mediante bromas y que quien lo lleva acabo minimiza su intención e impacto manifestando que la molestia que causa en la otra persona “no es para tanto” (Hirigoyen, 2001).
[13] Gastralgias, colitis, diarreas, estreñimiento y úlceras de estómago.
[14] Problemas de tiroides, desarreglos menstruales o presión arterial elevada que no puede ser controlada, entre otros malestares.
[15] Depresión, irritabilidad, estrés postraumático, ansiedad, ataques de pánico, rasgos paranoicos cambios de personalidad, baja autoestima, miedo, pensamientos autodestructivos, culpa, remordimientos e ideación suicida, lo que ubica a este fenómeno como un riesgo de trabajo mortal.

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